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Yoga: armonía entre cuerpo, respiración y mente

En los últimos años el yoga se ha puesto de moda en el mundo occidental. El motivo por el que practicamos yoga es variado: relajarnos, estirar los músculos, aliviar dolores de espalda, otros lo probaron por curiosidad y simplemente se sienten mejor; pero ¿sabemos realmente que es Yoga?

El yoga es una disciplina oriental milenaria que va mucho más allá del yoga físico que más conocemos. El yoga es un camino que te permite recordar quién eres realmente, conectar y recuperar la divinidad que hay dentro de ti, y que algún momento olvidaste. El yoga te hace ser consciente de tu tesoro, de su conexión con el universo y de la necesidad de honrarlo.

El yoga armoniza el cuerpo, la respiración, la mente y el espíritu, haciéndonos plenamente conscientes de este tejido entrelazado de existencia. Como si se tratará de un reloj de tres ruedas, unidas entre ellas por engranajes, cada vez que activamos una de las partes, el mecanismo se pone en marcha, haciendo que las otras ruedas también funcionen. De esta forma, si cuidamos nuestro cuerpo, nuestra mente estará más tranquila y nuestro espíritu más elevado. Si cuidamos nuestra mente, tendremos más calma y claridad, lo cual se reflejará también en nuestra salud física.

En la práctica de yoga existen 3 elementos fundamentales: Las asanas, la respiración y la meditación. Las asanas cuidan nuestro cuerpo, lo alinean, lo alargan, lo masajean y lo relajan, colmándonos de bienestar. No se trata de imitar las posturas aparentemente perfectas que podemos ver en revistas o internet.  Las asanas tienen una relación directa con la experiencia interna, con cómo sentimos, respiramos, vivimos en la postura y la  sensación que deja en nosotros.

La práctica de asanas nos permite un cuerpo más fuerte, más flexible, una energía más equilibrada y una conciencia más clara. En muchas ocasiones, el sentimiento que nos llega practicando un asana, es un espejo de lo que debemos poner en práctica en la vida cotidiana: aprender a respirar en la postura: Debemos aprender y recordar respirar en cada una de los momentos de la vida, más incluso en aquellos que nos suponen estrés o sufrimiento.

La respiración une el cuerpo con el espíritu, llena nuestro cuerpo de oxígeno, revitalizándolo y dándole más fuerza para afrontar mejor los retos que la vida nos ofrece como aprendizaje. La respiración nos regala Presencia. Cuando eres consciente de tu respiración,  sólo existe el AQUÍ Y AHORA. En cada asana, debemos ser consciente del fluir de nuestra respiración y permitir que la misma nos ayude a llegar mejor a la postura.

Buscar la comodidad incluso en una situación incómoda: Existen posturas, que en un principio, nos pueden hacer sentir incómodos. Siendo consciente de cada sensación, de la respiración y haciendo los ajustes necesarios para adecuar la postura a nuestro cuerpo, encontraremos la comodidad  dentro de una situación no habitual para nosotros.  Con la práctica, una vez encontrada esa comodidad, descubriremos que podemos ir más allá. De igual forma, en la vida cotidiana, debemos encontrar la comodidad en situaciones nuevas, ampliando así nuestra área de confort. Sólo superando este reto, podremos crecer y observar que somos más capaces de lo que creíamos, rompiendo así nuestros límites mentales.

La meditación, en cualquiera de sus formas, es inherente al yoga. Permite aquietar la mente y esa calma se transmite al cuerpo y a las emociones, volviéndonos más ecuánimes en  nuestro día a día. La constancia y la disciplina férrea en la meditación aseguran los resultados: Mayor claridad mental, concentración, foco, calma, creatividad (capacidad para buscar soluciones alternativas). La mente  se amplía y la consciencia se expande.

Yoga significa UNION, y la respiración es el hilo que conecta el cuerpo, la mente y el espíritu. El yoga implica honrar tu divinidad y por ello, además de asanas, meditación y respiración, debemos cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente, nutriendo nuestro cuerpo con buenos alimentos y nuestra mente con pensamientos positivos. Evitando alimentos tóxicos para nuestro cuerpo y ambientes/ personas tóxicas para nuestra mente.

La cuarta rueda. Así de esta manera, cuando el yoga pone en marcha su perfecto engranaje de 3 ruedas (cuerpo, mente y espíritu), nos sentimos fuertes, vitales y los problemas se convierten oportunidades que nos ayudan a crecer.

Mantener esta actividad interna, transformará también nuestro mundo exterior. Y, es que quizá, sin darnos cuenta, hemos activado un cuarto engranaje del reloj: Aquel que nos conecta a todos con el universo, y que hemos puesto en marcha, gracias a la suma de cada pequeño movimiento de cada uno de nosotros; Generando un movimiento gigante, una gran R-Evolución, que hará de este mundo un sitio mejor.

Rosa Almarza | Incansable en la búsqueda de sí misma y fiel creyente en la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos en nuestro destino y en el destino de la humanidad.

Publicado en el nº 13 de la revista Ideas Imprescindibles