La ciudad perdida de los Incas aparece majestuosa entre la bruma de la selva tras la última curva. Había visto mil fotos, y aún así, contemplarla desde tan cerca me parecía increíble. Sólo pensar en tocar sus gruesos muros con mis propias manos me producía una emoción indescriptible…Un sueño a punto de ser cumplido.
Esta obra maestra de la arquitectura y la ingeniería se erige en medio de los Andes Peruanos, en plena selva, a 2300 metros de altitud y con más de 35.000 hectáreas de espacio protegido. Una ciudadela-santuario creada por la civilización inca desafiando a la naturaleza en medio de un paraje de ensueño flanqueado por escarpados montes y paredes verticales.
En la mítica estación de tren de Ollantaytambo esperamos impacientemente a que llegara nuestro tren. Sólo el viaje ya merecía la pena. Ante mí los bellísimos paisajes del Valle Sagrado del río Urubamba fueron dando paso, poco a poco, a la selva amazónica, impenetrable, húmeda, enigmática…
El misterio rodea la historia de Machu Pichu. Una sociedad que logró construir una obra de tal magnitud y estableció sus cultivos y casas en las pendientes más difíciles. Entre las nubes, que le confieren un halo místico, se percibe claramente el enorme área edificada en Machu Picchu: 530 metros de largo por 200 de ancho con al menos 172 recintos.
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Por Ernestina Rubio, Directora de No Es Utopía.