Responsables, nosotros mismos
Fue el magnífico novelista estadounidense Henry Miller el que dijo: “Somos nosotros mismos los que creamos nuestro destino cada día…La mayoría de los males que padecemos son susceptibles de ser achacados a nuestro propio comportamiento”
No debería haber duda alguna de que somos los autores fundamentales de la mayoría de nuestros problemas y desgracias. Las consecuencias que estamos experimentando son debidas a nuestra propia conducta, pero somos demasiadas personas quienes intentamos echarle la culpa a otros. A menos que nos demos cuenta de que somos nosotros los que estamos creando nuestros propios problemas, tendremos que seguir pagando por nuestros actos, una y otra vez.
Al enfrentarnos ante cualquier apuro que tengamos, será sabio que antes que nada nos señalemos a nosotros mismos con nuestro dedo. Muchos de los problemas que tenemos en la actualidad son resultado de decisiones que tomamos o de actos que realizamos en el pasado. Y muchos de los problemas que experimentaremos en el futuro serán debidos a decisiones que tomaremos o a acciones que ejecutaremos hoy o mañana.
Traspasar la culpa no funcionará. Inicialmente es mucho más fácil, pero a largo plazo no nos aportará nada positivo echar la culpa a la gente, a las cosas o a los acontecimientos, raramente, si es que lo hace alguna vez, solucionará nuestros problemas porque su eliminación depende de nuestra voluntad para ser responsables de haberlos ocasionado, y luego de hacer algo al respecto.
Cuando dejemos de echar la culpa de nuestros problemas al resto del mundo ganaremos poder y control sobre nuestra vida. Seamos responsables de los problemas en todas las áreas de nuestra vida. Seamos responsables –no las circunstancias ni la gente– de nuestros problemas. Debemos ser duros con nosotros mismos y amables con todos los demás, porque sólo así tendremos una oportunidad de identificar la causa de nuestros problemas.
No somos seres desvalidos que nos encontramos sujetos a fuerzas oscuras y misteriosas. La próxima vez que nos descubramos quejándonos de un problema en la empresa o con nuestra pareja, comencemos a pensar en primer lugar por el grado de responsabilidad que puedo tener sobre él y es muy posible que seamos igual de responsables –sino más– que nuestro compañero de trabajo o pareja.
Sólo desde el convencimiento de que tenemos mucho más control de nuestros problemas de lo que creemos y decimos, tendremos la voluntad para solucionarlos.
Artículo escrito por Ignacio Pi, responsable global de Mediapost Group
Publicado en el nº 8 de la revista Ideas Imprescindibles