¿Quién cuida a los cuidadores?
El trabajo de las personas que cuidan a las personas dependientes, sobre todo a nuestros mayores, es cada vez más relevante en la sociedad. Muchas veces son los propios familiares, en la mayoría de los casos mujeres, los que deben asumir estas funciones. Se trata de una labor, tan encomiable como infravalorada, que suele causar un profundo desgaste. ¿Cómo podemos paliar los efectos que provoca el cuidado de las personas dependientes? ¿Cómo podemos cuidar a los cuidadores?
Aumenta la necesidad de cuidadores en una sociedad envejecida
En España la población mayor de 64 años representa el 19,77 % de la población. En países como Francia, Italia, Portugal o Alemania la población que supera los 64 años aún es mayor. Y en Japón alcanza el 28% de la población.
A medida que la población envejece, se hace más necesario ofrecer a las personas mayores cuidados que les garanticen una vida digna. Además muchas personas mayores ven reducida su movilidad y se ven muy limitadas para desarrollar sus actividades diarias de forma independiente. Su situación de dependencia se convierte en un problema que afecta también a sus familiares y por extensión al conjunto de la sociedad.
Aunque también es muy importante resaltar la necesidad de cuidados que requieren las personas con discapacidad, en la actualidad las necesidades de cuidado se concentran en mayor medida en el colectivo formado por las personas de la tercera edad. Una población que debido a los avances médicos y una alimentación más saludable ha aumentado espectacularmente en las últimas décadas. Dicho de otra manera, los baby boomers han entrado en la tercera edad.
Además muchas personas mayores se sienten rechazadas debido a los prejuicios dirigidos a las personas de edad avanzada. A este fenómeno se le conoce como edadismo y engloba numerosos comportamientos discriminatorios que se detectan tanto en el mundo laboral como en otros ámbitos sociales.
En lo que respecta a las personas con discapacidad, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) en España más de 2.000 personas experimentan una discapacidad a lo largo de su vida durante un periodo superior a 6 años. Estas personas necesitan cuidados especiales, lo que aumenta la demanda de cuidadores, sean familiares o profesionales especializados.
El impacto emocional de ser cuidador
Para la mayoría de los profesionales especializados en los cuidados, acompañar a una persona dependiente suele ser gratificante, aunque también conlleva un elevado estrés. Sin embargo, en el ámbito estrictamente familiar la situación es sensiblemente diferente. La ausencia de ayudas públicas y la falta de una formación especializada aboca a muchas de las personas que se encargan del cuidado de familiares dependientes a una difícil situación emocional. Además en muchos casos al desgasta emocional suele sumarse un deterioro en las relaciones familiares.
El cansancio, la frustración o la soledad son algunas de las secuelas principales a las que se enfrentan los cuidadores, sobre todo en el ámbito familiar. Todas las personas que se ven destinadas a convertirse en cuidadores de familiares deben pasar por un complejo proceso de adaptación. Este proceso suele empezar por una fase de negación y continúa con la búsqueda de información. Más tarde suele seguir un repliegue emocional que puede conducir al aislamiento social. Asumir el papel de cuidador implica una profunda transformación personal y suele causar severos problemas emocionales.
Los principales efectos sobre el cuidador
Paradójicamente los cuidadores deben centrarse tanto en la salud de otras personas que se acaban olvidando de la suya. Los efectos sobre el cuidador son numerosos y variados. Entre los más significativos podemos destacar:
Muchos cuidadores sufren el llamado “síndrome del cuidador quemado”, un trastorno que define la situación a la que llegan muchos cuidadores cuando se sienten sobrecargados. Se caracteriza por sufrir un estado de agotamiento físico, emocional y mental.
5 consejos para ayudar a los cuidadores
Debido a las exigencias físicas y emocionales que requiere el cuidado de un familiar, es importante que las personas que rodean a los cuidadores tengan presentes algunos consejos para hacer su tarea más llevadera.
- Ofrecer ayuda: Cuidar de alguien no es un trabajo sencillo. Haz una lista de las tareas en las que puedes serles útil. Por ejemplo, llevar a pasear a la persona que cuidan algunas veces a la semana. Esto les permitirá desconectar, y sobre todo descansar.
- Controla su carga de trabajo: Como cuidador, siempre se intenta cumplir al máximo. No obstante, se deben marcar unos límites claros. Aunque el cuidador pueda querer dar siempre más de sí, recuérdale que también tiene que cuidar de sí mismo.
- Presta atención a su salud: Cuidar de otra persona no es excusa para dejar de lado su salud. Anima al cuidador a controlar su rutina de alimentación y descanso. También es imprescindible que tenga tiempo libre para disfrutar, y para hacer ejercicio.
- Invítale a asistir a grupos de apoyo: En caso de que se sienta solo o aislado, búscale ayuda en grupos de apoyo. Compartir sus vivencias con personas con experiencias similares le permitirá desahogarse y sentirse comprendido.
- Controla sus visitas médicas: Cuidar a una persona cercana implica pasar muchas horas en una consulta médica. Especialmente si es de edad avanzada. No obstante, también es importante que cuide de su salud. Cuando un cuidador tiene problemas de salud, es importante que vaya al médico.
Sin duda el papel de los cuidadores resulta cada.vez más importante en la sociedad actual. Y es evidente que su papel va adquirir un mayor protagonismo a medida que avancen los años dentro de una población cada vez más envejecida. Por esa razón es prioritario que las instituciones públicas y privadas actúen con rapidez para dotar a los cuidadores de los recursos necesarios para desarrollar su labor con la mayor eficacia. Por el bien de todos.