La protección de la tierra y mejora del entorno está en nuestras manos

 

Si por algo se caracteriza especialmente el mes de junio, además de por la esperada y deseada llegada del verano, es por la celebración de dos importantes cuestiones y preocupaciones medioambientales; el 5 de junio el Día Mundial del Medioambiente y el 17 el Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, ambas han tenido lugar hace apenas unos días. En concreto la jornada mundial de medioambiente, es una fecha muy destacada designada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 1972, que cada año se centra en un tema relevante para concienciar al público sobre un asunto ambiental particularmente apremiante.

El tema de este 2019 gira en torno a la «Contaminación del aire«; una necesaria llamada a la acción para ayudar a combatir un grave problema que afecta a millones de personas en todo el mundo y con peligrosas consecuencias. También con motivo del 25º aniversario de la Convención y del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación este año, Naciones Unidas anima a mirar atrás y celebrar los 25 años de progresos realizados por los países en la gestión sostenible de la tierra, al mismo tiempo que examina el panorama general de los próximos años con el propósito en firme de frenar la degradación de la tierra.

 

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Estas fechas destacadas son uno de los principales e importantes medios por los cuales la Organización de las Naciones Unidas estimula la sensibilización mundial acerca del entorno y nuestra tierra. Tenemos que ser conscientes de que nuestros hábitos están afectando al planeta, y es un grave problema mundial que nos ataña a todos por igual y que afecta a la biodiversidad, la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible, por ello debemos tener muy presente que los recursos naturales son un bien necesario e imprescindible para todos los seres vivos.

El entorno natural abarca todos los seres vivos y no vivos relacionados naturalmente y que están presentes en nuestro planeta, desde la interacción de todas las especies vivas, el clima, a los recursos naturales que afectan la supervivencia humana y la actividad económica, social, medioambiental, personal y laboral. Por eso es de vital importancia preguntarnos cómo imaginamos un mundo en el que el freno a la degradación medioambiental proporcione una base sólida para la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria y adaptación al cambio climático, y más importante aún, qué camino vamos a seguir para poderlo llevar a cabo. Desde Fairtrade queremos remarcar la gran importancia de formar parte del movimiento en la protección de nuestra tierra y mejora de nuestro entorno. Somos conscientes y creemos firmemente que entre todos, debemos garantizar la protección duradera y el cuidado y conservación del planeta y sus recursos naturales.

La comprensión global del entorno natural es lo que subyace en el ecologismo, que se puede entender como un amplio y diverso movimiento político, social y filosófico que aboga por diversas acciones y políticas con el fin de proteger lo que la naturaleza permanece en el entorno natural, o restaurar o ampliar el papel de la naturaleza, primando siempre los objetivos en beneficio de las personas y los sistemas naturales. Y teniendo en cuenta varias premisas fundamentales como; la eliminación de la contaminación y los tóxicos en el aire, el agua, el suelo, los edificios, los productos manufacturados y los alimentos.

La preservación de la biodiversidad y protección de especies en peligro de extinción, la conservación y uso sostenible de recursos naturales, detener el calentamiento global y la contaminación, ambos amenazas para la biodiversidad y para las poblaciones humanas. Y precisamente en este camino de ecologismo e implicación medioambiental se dirigen y caminan los estándares Fairtrade, que incluyen requisitos para las prácticas agrícolas respetuosas del medioambiente. Las áreas principales son: un uso reducido y seguro de agroquímicos, un manejo apropiado y seguro de residuos, el mantenimiento de la fertilidad del suelo y de los recursos hidrológicos, y el no uso de organismos genéticamente modificados.

En el año 2015 se lanzó un nuevo estándar Fairtrade sobre el clima, con el objetivo de apoyar a los productores en la adaptación al cambio climático y en la reducción de sus emisiones de carbono, reconociendo por un lado, los devastadores impactos del cambio climático sobre las poblaciones más vulnerables de los países en desarrollo y por el otro, la necesidad de desarrollar formas más sostenibles de producción, frente al creciente agotamiento de los recursos naturales. Es una necesidad esencial considerar los cambios que podemos hacer en nuestro día a día para reducir la contaminación y el impacto dañino que generamos en nuestra vida cotidiana y abogar por acciones y estilos de vida más saludables, respetuosas y sostenibles con nuestro planeta.

 

 

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Paula Mª Pérez Blanco
Responsable Comunicación Fairtrade Ibérica

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