Un planeta de «usar y tirar»

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Hasta 100.000 toneladas de plástico desembocan en las costas europeas cada año. Los plásticos de un solo uso son parte crucial del problema. En 2017, se generaron 46 billones de botellas de agua, 16 billones de vasos de café y 36 billones de pajitas, según el informe de Seas at Risk (organización europea por la protección y restauración del ecosistema marino). Una cantidad alarmante de desechos plásticos de un solo uso que podrían haberse evitado. La gestión de los residuos plásticos es uno de los grandes desafíos medioambientales a los que se enfrenta el mundo.

Las imágenes de inmensas islas de plástico campando a sus anchas por el océano se hicieron virales y conmocionaron a la opinión pública. Todos exigimos una respuesta por parte de los gobiernos. Sin embargo, mientras llega esa legislación, cada uno de nosotros puede tomar cartas en el asunto y reducir nuestro consumo diario de plásticos. ¿Te has preguntado cuántos plásticos de un solo uso utilizas a diario? ¿Has buscado alternativas para frenar esta marea de residuos? Si cambiamos pequeños hábitos diarios como utilizar una bolsa de tela para hacer la compra, una taza de cerámica para el café o una botella de cristal para el agua, podemos lograr un cambio global.

Europa y la industria del plástico

Como indican desde Greenpeace, Europa juega “un papel fundamental en la industria del plástico global. Es el segundo mayor productor de plástico del mundo (alrededor de 50 millones de toneladas se producen cada año)”. Ante este escenario, el remedio no solo pasa por un cambio de mentalidad sino que es urgente la transición hacia un modelo productivo diferente.

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La solución podría estar en la «economía circular». Pero, ¿qué es la economía circular? Se trata de un nuevo paradigma económico inspirado en la naturaleza donde no existe el concepto de residuo. Actualmente el sistema económico tradicional es lineal: extracción, utilización y eliminación, es decir, basado en un crecimiento infinito que no tiene en cuenta que los recursos son limitados. Sin embargo, la economía circular propone “cerrar el círculo” de los ciclos de vida de los productos a través de un mayor reciclado y reutilización, asegura el experto en Economía Circular Nicola Cerantola en este post.

Soluciones

Tras contemplar el escenario en el que nos encontramos, te preguntarás ¿qué soluciones hay para cambiar esta situación? A continuación, nos hacemos eco de las soluciones que propone Seas at Risk:

  • La mayoría de los plásticos de un solo uso no necesariamente deben fabricarse con plástico sino que podrían fabricarse con materiales alternativos.
  • Las medidas para reducir el consumo de plástico disponen de buena aceptación social. Existen alternativas para ello y ya se están poniendo en práctica alrededor del mundo.
  • Reducir drásticamente el consumo de los plásticos de un solo uso es imprescindible para eliminar una de las mayores fuentes de contaminación marina.
  • La legislación de los gobiernos es decisiva para frenar la producción de plásticos de un solo uso.

En Europa ya se están promoviendo iniciativas para reducir el consumo de plásticos de un solo uso. En Copenhague, se han instalado 60 fuentes alrededor de la ciudad para animar a los ciudadanos a reutilizar sus botellas. En Friburgo se han colocado dispensadores de tazas reutilizables en las cafeterías alcanzando las 14.000 tazas reutilizables. Y en Noruega disponen ya de un sistema de envases retornables: se paga una «fianza» por los envases de determinadas bebidas que recuperas al devolver el envase.

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En la UE, el envasado es el uso más habitual del plástico, suponiendo hasta el 40% de la demanda de plásticos. Sin embargo, la mayor parte del plástico producido se utiliza para fabricar productos de un solo uso, que rápidamente pierden su valor al ser incinerados, desechados en vertederos o al convertirse en basura marina.

Desde los organismos internacionales se han fijado Objetivos de Desarrollo Sostenible a medio y largo plazo, una hoja de ruta imprescindible, pero que parece avanzar muy lentamente. Por eso, está en nuestras manos actuar desde ya. Depende de cada uno de nosotros sustituir estos productos por alternativas como parte de nuestra responsabilidad individual. Si la próxima vez que vayas a pedir un café para llevar, tiendes tu taza; o si vas al supermercado, rechazas las bolsas y guardas la compra en tu mochila, habrás avanzado un pequeño gran paso hacia un mundo sin plásticos.

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