Los peligros del turismo de masas

En las últimos décadas, el turismo tradicional ha ido derivando hacia un nuevo turismo de masas, una nueva forma de ocio que está convirtiendo a algunas ciudades en auténticos parques temáticos del turismo. Ciudades como Venecia, París, Londres, Barcelona o Nueva York han transformado en parte su fisionomía para poder acoger cada año a millones de turistas.

 

Junto a los beneficios económicos que conlleva este nuevo modelo, el turismo de masas también está provocando graves problemas que afectan a la calidad de vida y la seguridad de los residentes, que ven como sus barrios, e incluso sus propios edificios, se ven invadidos por hordas de turistas. La inhabitabilidad y la escandalosa subida de los precios de las viviendas están empujando a muchos residentes a abandonar sus hogares para emigrar a otros barrios. Ciudades enteras corren el riesgo de morir de éxito al anteponer los deseos de los turistas al bienestar de sus propios ciudadanos y a los intereses de los propietarios de sus pequeños comercios. Si las autoridades responsables no revierten esta situación y empiezan a tomar medidas con urgencia, perderán a sus habitantes y con el paso de los años quedarán reducidas a inmensos decorados, repletos de hoteles, restaurantes, tiendas y discotecas.

 

 

El síndrome de Venecia, una amenaza que se extiende por todo el mundo

Venecia es una ciudad de unos 57.000 habitantes que cada año recibe a más de 22 millones de turistas. Sin embargo esta desproporción no siempre fue así, a mediados del siglo XX, Venecia era una ciudad donde vivían unos 175.000 residentes. Es decir, en los últimos 70 años la población de Venecia se ha visto reducida a un tercio. Los otros dos tercios han ido abandonando paulatinamente la Serenísima escapando de las incomodidades provocadas por el turismo de masas. Ni la terrible peste de principios del siglo XVII provocó una pérdida de población de tal magnitud. Además, varios estudios pronostican que para 2030 no van a quedar venecianos en el centro de la ciudad.

La acanalada ciudad del Adriático se ha convertido para muchos en un símbolo de la lucha contra el turismo depredador y también en un aviso de lo que les va a suceder en los próximos años a otras ciudades del mundo si no empiezan a actuar con urgencia.

En 2012 el director de cine italiano Andreas Pichler estrenó un documental titulado “El síndrome de Venecia”, en el que alertaba sobre los efectos devastadores del turismo de masas en la preciosa ciudad italiana. Su estreno provocó una gran repercusión mundial y llamó la atención de numerosos colectivos de otras ciudades europeas como Roma, Barcelona, París. Londres o Brujas.

 

 

 

Lugares que podrían desaparecer por culpa del turismo de masas

La Organización Mundial del Turismo calcula que en 2030 se realizarán 1.800 millones de viajes turísticos internacionales, en comparación con los 1.200 millones que se registraron en 2016. Este notable incremento requerirá la creación de nuevas infraestructuras como pisos turísticos, hoteles, restaurantes o centros comerciales, que multiplicarán las incomodidades que cada día sufren los residentes de las zonas céntricas de los grandes destinos turísticos. Si las autoridades no ponen remedio a esta avalancha, muchos lugares del mundo correrán peligro de desaparecer.

Pero Venecia no es el único destino que está en peligro. Amsterdam, Machu Pichu (Perú), Islandia, la isla de Komodo (Indonesia), el Taj Mahal (India) la playa de Maya Bay (Tailandia), Dubrovnik (Croacia), Cinque Terre (Italia), la isla de Santorini (Grecia), o Cayo Big Mayor (Bahamas) son lugares que están siendo superados por la llegada de un turismo masificado, que está ocasionando graves daños medioambientales, estructurales y sociales. Las autoridades de algunos de estos lugares ya han empezado a desarrollar políticas específicas para intentar paliar los efectos de este turismo depredador. Entre estos efectos destacan por ejemplo, el deterioro de monumentos y espacios de gran valor histórico, la desaparición de especies o el agotamiento de las reservas de agua. En Venecia, por ejemplo, se han instalado tornos que limitan el acceso a diversos espacios, y se ha prohibido el acceso de grandes cruceros. Sólo medidas drásticas y contundentes podrán combatir los efectos del turismo de masas.

 

 

 

El turismo de masas es sólo un síntoma, el problema es más profundo

Es imposible aislar el turismo de masas de otros fenómenos como el cambio climático o el consumo irresponsable. Nuestro sistema económico capitalista, basado en la maximización del beneficio, no entiende de largoplacismos y busca siempre el crecimiento constante, sin importarle el coste en el futuro ni los daños colaterales. El turismo de masas es una consecuencia del abaratamiento de los precios de los vuelos, de la globalización y de la irrupción de los pisos turísticos. Si la llegada de turistas sólo se percibe como una fuente de ingresos, las ciudades estarán condenadas a perder tarde o temprano su identidad y se verán convertidas en inmensos parques de atracciones. Es una mezcla de codicia e ignorancia la razón que ha cegado a muchos responsables a la hora de gestionar el turismo en sus respectivas ciudades. Y para algunas ya puede ser demasiado tarde. Incluso la Organización Mundial del Turismo ha avisado a diversas ciudades con retirarlas su status de Patrimonio de la Humanidad si no toman medidas urgentes que garanticen la conservación de sus espacios.