¿Hace falta un Ministerio de la Soledad?
Cada vez más personas reconocen sentirse solas. En nuestra sociedad, en apariencia tan abundante y social, la soledad parece haberse convertido en una enfermedad muy extendida. Además, los efectos de la pandemia no han hecho sino agravar esta situación.
Uno de cada cuatro europeos han reconocido haberse sentido solos durante los primeros meses del COVID-19, de acuerdo con un estudio del Joint Research Centre (JRC). Tales resultados impulsaron a varios países de la Unión Europea a poner sobre la mesa un insólito debate: ¿Ha llegado la hora de crear un Ministerio de la Soledad?
Japón ya tiene un Ministerio de la Soledad
La iniciativa no es nueva. En Japón ya existe. Los países del Lejano Oriente, especialmente Japón y Corea del Sur, viven una auténtica epidemia de soledad. El aislamiento, producido por las nuevas tecnologías, un culto exagerado al trabajo y el confinamiento provocado por el COVID-19, ha empujado a muchas personas al drama de la soledad. En 2020 se registraron en Japón un total de 21.919 suicidios, una cifra que no se contabilizaba desde 2009. Además los suicidios aumentaron significativamente entre los jóvenes y las mujeres. El 15% de los adultos japoneses confesaron que podían llegar a estar dos semanas sin hablar con nadie. Ante tal avalancha de datos, el gobierno japonés decidió crear un organismo público con la categoría de Ministerio que se centrara en intentar solucionar este grave problema. Y no fueron los primeros.
En 2018, la por aquel entonces primera ministra británica Theresa May decidió crear un nuevo ministerio que abordara el drama de la soledad. No en vano, el año anterior, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había señalado al Reino Unido como el país europeo con mayor riesgo de soledad. Los estudios habían demostrado que más de 9 millones de británicos afirmaban sufrir la soledad. Asimismo más de 200.000 de sus ciudadanos confesaban que solían pasar más de un mes sin hablar con ningún familiar o amigo.
Otros países como Alemania, Francia o Canadá han puesto en marcha políticas para mitigar la soledad de sus ciudadanos. En España, un estudio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales advirtió que en nuestro país había cuatro millones de personas en riesgo de soledad.
La soledad, uno de los principales problemas
Sentirse solo puede ser una de las grandes epidemias del siglo XXI. En los casos más extremos puede conducir al suicidio. La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos llegó a decir que la soledad es más dañina que fumar 15 cigarrillos al día. De hecho, el aislamiento social suele conducir a contraer diversas enfermedades y trastornos. Los estudios también advierten de que la soledad puede llegar a suponer un mayor gasto médico que la obesidad. Al mismo tiempo, aumenta el riesgo de padecer alzhéimer.
En Japón el sentimiento de soledad, además de aumentar el riesgo de suicidio, también reduce la productividad. En el trabajo las personas que padecen soledad tienen más posibilidades de no alcanzar los objetivos fijados por la empresa. Y en países como Japón eso está muy mal visto. La autoexigencia llega a tal extremo que muchas personas acaban quitándose la vida.
La cultura mediterránea parece estar lejos de favorecer el aislamiento social. En España, costumbres tan arraigadas como reunirse con nuestros seres queridos en los bares, ir a ver el fútbol o pasear con un buen amigo o amiga invitan a pensar que el Ministerio de Soledad aquí parece estar lejos. Pero no hay que relajarse.
Ls expertos advierten de que podemos llegar a este punto debido, por ejemplo, al abuso de las nuevas tecnologías. Los adolescentes y los jóvenes están cada vez más enganchados a las redes sociales y las apps. Además, el gaming es otro de los grandes peligros de aislamiento. Las relaciones cibernéticas están cada vez más al orden del día, reduciendo el contacto físico.
En España preocupan los mayores
Pese a que España se caracteriza por ser un país muy social, sí existen colectivos que se encuentran en riesgo de aislamiento. Hablamos de las personas mayores, especialmente las que viven en residencias de ancianos. La Cruz Roja advierte que el 27 % del colectivo de la tercera edad no tiene nunca visitas. Además, el 23 % tampoco cuenta con nadie a quien contarle sus preocupaciones.
El Gobierno español ya tiene previsto elaborar una estrategia para combatir la soledad no deseada. Los sindicatos están presionando al ejecutivo para que actúe lo antes posible. Algunas de las grandes ciudades de nuestro país, como Barcelona o Madrid, ya han iniciado acciones en esta dirección. Entre ellas, están la teleasistencia o la ayuda a domicilio.
Como conclusión, sentirse solo es uno de los grandes problemas psicológicos y mentales que podemos sufrir. Por eso, medidas como el Ministerio de la Soledad puede ser una solución para incentivar el contacto social.