Hedy Lamarr: la actriz de Hollywood que inventó el WIFI
Pionera en todo lo que se proponía, la actriz e inventora Hedy Lamarr fue una de las grandes mujeres del siglo XX. Su legado es incalculable, tanto para las mujeres en la ciencia como para la humanidad en general. Sin embargo, su impacto, al igual que el de tantas mujeres, ha quedado difuminado en la historia. En este artículo recordaremos a la madre de las comunicaciones inalámbricas a larga distancia o, como lo conocemos hoy en día, la WI-FI.
Fuente: By MGM / Clarence Bull
El nacimiento de una estrella muy atrevida
Hedwig Eva Maria Kiesler nació en 1914 en la capital de lo que por aquel entonces era el Imperio austrohúngaro, Viena. Se crio en una familia judía de clase alta, que decidió invertir en su formación y educación desde muy pequeña. A los once años ya sabía tocar el piano y hablaba cuatro idiomas, por lo que sus profesores señalaron que podría estar dotada de altas capacidades. A pesar de su elevada inteligencia (o tal vez precisamente gracias a ella), Hedy abandonó la carrera de ingeniería que había comenzado a estudiar y, con 16 años, ingresó en la escuela de arte escénica de Max Reinhardt, en Berlín.
Lamarr, inquieta y atrevida, no tardó en alcanzar la fama. En 1933, con tan solo 18 años, vivió el escándalo que la llevaría hasta el estrellato cuando protagonizó el primer desnudo integral de la historia del cine en la película Éxtasis, del director checo Gustav Machatý.
Desgraciadamente, sus padres quedaron horrorizados con el rumbo que estaba tomando la carrera de su hija. Cuando Fritz Mandl, un magnate de la industria armamentística que se había obsesionado con la actriz, pidió la mano de Hedy a sus padres, estos accedieron. Aunque sus padres esperaban que el matrimonio recondujese a la joven actriz por un buen camino, Hedy acabaría describiendo esta época de su vida como esclavitud.
La travesía transatlántica hacia la libertad
Mandl fue un marido celoso y controlador durante toda la relación. Obligaba a Hedy a acompañarlo a todos los actos sociales y de negocios a los acudía para no perderla de vista e intentó conseguir todas las copias existentes de Éxtasis para que nadie más pudiera ver a su mujer sin ropa.
Además de una personalidad compleja, Mandl también contaba con estrechos lazos comerciales con los gobiernos de Hitler y Mussolini, a los que vendía armas. Hedy, cuya astucia superaba con creces a la de su marido, aprovechaba las reuniones a las que estaba obligada a asistir para recopilar información sobre la tecnología armamentística de los nazis.
Pero Hedy no permitió que el asfixiante control de su marido la destruyera. Durante un viaje de negocios de Mandl, Hedy aprovechó para escapar de esa vida. Según su autobiografía, utilizó un somnífero para esquivar a su asistenta y huyó disfrazada de ella. A pesar de la fortuna de su marido, la joven actriz solo se llevó unas joyas para financiar su huida, hasta que consiguió llegar a Londres y embarcar en el transatlántico a Estados Unidos.
Fue durante esta travesía cuando Hedy conoció al productor de Hollywood Louis B. Mayer, que inmediatamente ofreció trabajo a la actriz. A cambio, solo le pidió una condición: que se cambiase el nombre para que nunca la pudieran asociar con Éxtasis. Así es como Hedwig Eva Maria Kiesler se convirtió en Hedy Lamarr, un tributo a la actriz de cine mudo Barbara La Marr.
Tras firmar con Metro-Goldwyn-Mayer, Lamarr se instaló en Hollywood. Fue una actriz prolífica y protagonizó más de 30 películas, pero nunca tuvo talento a la hora de elegir filmes. Es más, rechazó grandes obras maestras como Luz que agoniza y Casablanca.
De actriz glamurosa a inventora
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Hedy se ofreció para colaborar con el gobierno estadounidense, ya que tenía conocimientos de ingeniería y poseía información privilegiada sobre el ejército alemán debido a las conexiones de su exmarido. Aunque era evidente que tenía el talento y las cualidades para ello, Lamarr nunca confirmó ni desmintió haber trabajado como espía durante el desarrollo de la guerra.
Tras percatarse de lo vulnerables que eran las señales de radio norteamericanas, Lamarr y el compositor George Antheil diseñaron el Sistema de comunicación secreta, una versión temprana del salto en frecuencia con la que podían construir torpedos teledirigidos por radio indetectables.
Sin embargo, el primer uso de esta patente no llegó hasta el año 1962, cuando se empleó durante la crisis de los misiles de Cuba. Más adelante, en la década de los 80 y con la irrupción de la tecnología digital, la invención de Lamarr sirvió de inspiración para la comunicación de datos WIFI.
Hedy falleció en Estados Unidos el 19 de enero del año 2000, con 85 años. Aunque fue reconocida en vida como actriz y cuenta con una estrella en el Paseo de la Fama, su importancia como mujer inventora se ha destacado principalmente de forma póstuma. En 2014, Hedy Lamarr fue incluida en el Salón de la Fama de Inventores de Estados Unidos. En su Austria natal, el Día del Inventor se celebra el 9 de noviembre, su cumpleaños.