Eugenio García Calderón: «Hemos llevado luz solar a 2.000 personas»

¿Cómo luchar contra la pobreza energética? ¿En qué consiste el proyecto Light Humanity? ¿Cómo ayuda a las familias del Amazonas? En esta entrevista, Eugenio García, CEO de Light Humanity, nos cuenta las actividades que desarrolla esta iniciativa para luchar contra la pobreza energética y el cambio climático.

Primeros pasos

«El primer proyecto que lancé fue en 2017, en el que construí una bicicleta que funcionaba con energía solar y di la vuelta a España para reivindicar un nuevo modelo energético en el que las energías renovables tuviesen cabida tanto en el autoconsumo como en plantas fotovoltaicas más grandes para conseguir una transición energética hacia un modelo más sostenible.

Después de ese proyecto me embarqué en Light Humanity, en el que intentamos aplicar ese modelo de energía solar a las personas que carecen de acceso a la electricidad y dependen de combustibles fósiles.

Estamos trabajando en el Amazonas donde las familias utilizan lámparas de queroseno que les provocan problemas respiratorios muy graves. Nuestra idea es cambiar esas lámparas de queroseno por lámparas solares. Comenzamos hace más de un año y hemos conseguido llevar luz solar a 2.000 personas».

 

 

¿Cómo se financia Light Humanity?

«A través de nuestra tienda online en Europa donde la gente compra estos productos (desde lámparas a cargadores solares). Con ello nos permiten tener la capacidad financiera de llevar estos productos a estas familias a través de puntos de distribución. En estos puntos formamos a emprendedores locales para darles las herramientas para que sean capaces de distribuir estas lámparas.

La parte de Europa nos permite dar microcréditos y financiar esas ventas hasta en doce meses».

 

 

¿Cómo nació Light Humanity?

Al final detectaba en la sociedad dos grandes retos: reducir la desigualdad entre países más desarrollados y menos desarrollados y la lucha contra el cambio climático. Vi que luchar contra la pobreza energética ayudaba por un lado a reducir las emisiones de CO2 y reducir la brecha entre países.

Comenzamos con lo más básico: construir una lámpara solar para abordar el problema de iluminación con lámparas de queroseno. La primera vez que vi una lámpara de queroseno me quedé muy impactado al ver ese humo super tóxico. Estuve varias semanas con familias que las utilizan, viviendo esa experiencia y tratando de empatizar con los problemas. No solo provoca problemas respiratorios graves sino que también impide que los niños estudien a partir de las seis de la tarde.

Cuando vi que esta necesidad existía, supe que, como ingeniero energético, podía aportar una solución. Tenía que ser una solución tanto técnica como financiera (romper con la barrera de la pobreza energética).

En mayo de 2019 creamos el primer punto de distribución en Amazonas y formamos a dos emprendedores: Tatiana y Miraldo, que residen en esa comunidad de 2.000 familias.

 

 

¿Cómo ayudáis a las familias del Amazonas?

Desde Europa la gente puede ayudarnos a cumplir esta misión comprando nuestras lámparas o cargadores solares. Nos da esa capacidad financiera de absorber ese impacto económico y demorarlo hasta un año.

Al final la gente nos ayuda mucho porque conseguimos cerrar el círculo: tú consigues utilizar tus productos en casa, en viajes, etc. y ayudas a que otra familia tenga luz desde el primer día.