Emprendimiento y marca personal: ¿Vocación o necesidad?
El mundo empresarial actual está evolucionando en todos los sentidos: tecnológico (TIC), internacionalización (globalización), financiación (crowdfunding)…y también lo está haciendo en lo relativo a la contratación de recursos humanos.
Parece que estamos empezando a salir de una larga crisis que ha arruinado los sueños laborales y profesionales de millones de personas en todo el mundo y, de manera muy significativa, en España. Pero de las crisis dicen que surgen las oportunidades, siempre y cuando se haya vivido el proceso de reflexión y aprendizaje que nos permita extraer las oportunas conclusiones sobre lo que originó la crisis y los esquemas de comportamiento que nunca deberíamos volver a repetir.
Las empresas también han tomado buena nota de esta crisis y, en su estrategia actual, cada vez se contempla más una flexibilidad que les permita afrontar situaciones de bonanza y de temporalidad. Para ello requieren aligerar al máximo su estructura fija convirtiéndola en una estructura adaptable a las circunstancias. Esto quiere decir que la contratación de profesionales la van a supeditar a los proyectos que puedan tener y, por consiguiente, a lo que éstos duren.
En este nuevo escenario, en el que los contratos laborales fijos, y casi de por vida, son cada vez más un bello recuerdo, los profesionales tenemos que ser conscientes de que tenemos que convertirnos en “proveedores” de servicios compitiendo con el resto de profesionales. En esta situación es donde ya no cabe hablar de trabajador por cuenta ajena, sino de profesionales independientes, autónomos, empresarios o emprendedores.
Con esta perspectiva se entenderá que el fenómeno o espíritu emprendedor es algo que nos compete a todos, puesto que todos debemos ser empresarios de nosotros mismos y cuidar de nuestra marca personal o “personal branding”. Ahora, todos estamos llamados a constituir, al menos, una empresa a lo largo de nuestra vida profesional: la empresa de nuestro propio conocimiento y valores profesionales. Y de nosotros depende que construyamos una marca ética y sostenible o que, como sucedió antes de la crisis, nos olvidemos de los valores y volvamos a las “andadas”. Es decir, estamos ante un reto de marketing, de buen marketing, sujeto al Código Ético del Marketing desarrollado por la Asociación de Marketing de España.
Así pues, todo lo que se publica continuamente sobre emprendimiento nos afecta a todos, porque todos constituiremos nuestra propia empresa. Incluso en el caso, cada vez más residual, de optar a un puesto fijo, estamos compitiendo con otros candidatos y eso nos obligará a utilizar estrategias que nos hagan destacar por encima de la competencia, como hacen todas las empresas en sus respectivos mercados. Este fenómeno, quizá, nunca lo hemos analizado desde esta perspectiva, pero ¿no sería la óptica desde la que debemos empezar a considerarlo?