Empleo y tareas domésticas, dos de los retos pendientes para la equidad de género

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Aunque España es sin duda el país europeo en el que mayores avances hacia la igualdad de género se han dado en las últimas décadas, siguen persistiendo entre la adolescencia y juventud elementos claros de inequidad en las relaciones intergénero. Dejando a un lado el tema de los estereotipos sexuales, donde todavía perviven aspectos evidentes de desequilibrio, dos de los retos pendientes para alcanzar la equidad de género tienen que ver fundamentalmente con el ámbito laboral y el reparto de las tareas domésticas o cuidado de niños o ancianos.

Ésta es una de las principales conclusiones extraídas del estudio “Jóvenes y género. El estado de la cuestión”, elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro privado creado por la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica.

Empleo y tareas domésticas

El estudio analiza, a través de la recopilación de multitud de indicadores, el comportamiento y actitudes de los jóvenes españoles según su género con respecto a cuestiones como las relaciones familiares, la sexualidad, la educación, el trabajo, el empleo, los valores o el uso del tiempo libre, entre otros aspectos.
La diferencia salarial por género es importante en España y ello no solo ocurre entre los adultos que ya han desarrollado parte de su carrera laboral y familiar. Entre los hombres y mujeres jóvenes, que tienen niveles de preparación y de experiencia muy similares, también se manifiesta. Según el Informe Juventud en España, elaborado por el INJUVE en 2012, las mujeres ocupadas de entre 15 y 29 años ganaban, como media, 100 euros menos que los hombres, siendo el salario medio masculino de 889 euros y de 786 euros el femenino.

Para la catedrática de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Comité Asesor del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, Inés Alberdi, “las cifras globales de empleo de las mujeres jóvenes tienen mucho que ver con los prejuicios y los estereotipos acerca de las tareas de cada sexo en la familia; pero también tienen su explicación en la realidad de la división desigual de las responsabilidades familiares que se les asignan a unos y a otras”. De hecho, según señala Alberdi, la EPA 2010 ya reflejaba que es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres jóvenes (63% vs 37%) el dejar el empleo o pasar a un trabajo de tiempo parcial por cuidar a algún familiar, ya sean niños, discapacitados o mayores.

El estudio también recoge otro dato significativo: el 42% de los varones y el 47% de las mujeres de 15 a 29 años creen que tener hijos puede ser un freno para la vida laboral de las mujeres. Pero solo el 23% de los varones y el 11% de las mujeres creen que puede ser un obstáculo para la del hombre.

La mujer, la gran protagonista del cambio

A pesar de estos datos, el estudio pone de manifiesto que España es el país europeo en el que se ha producido un avance más notorio en cuanto a equidad de género en las últimas décadas. Por encima de cualquier otro de su entorno. Y aunque estos logros han sido protagonizados por la sociedad en su conjunto, se deben en gran parte al avance y evolución de la mujer. Sin duda, ella es la gran protagonista del cambio.
En opinión de la socióloga Inés Alberdi, si analizamos los cambios de unos y de otras vemos que son las mujeres las que más han cambiado en casi todos los aspectos: “El cambio por parte de las mujeres ha sido muy grande, ya que los valores de libertad y de autonomía personal se han impuesto y chocan enormemente con el estereotipo femenino tradicional. Hay menos distancia entre los sexos, las mujeres jóvenes han alcanzado una mayor confianza en sí mismas y los hombres jóvenes aceptan unas relaciones más igualitarias con las mujeres”.

Desde una perspectiva de género, la primera característica de esta evolución es el acercamiento en las actitudes y los comportamientos de los varones y las mujeres. Las diferencias de género en cuanto a las opiniones, aspiraciones y proyectos de futuro de los chicos y de las chicas siguen existiendo pero, mirándolas en conjunto y con un cierto sentido histórico, podemos decir que no hacen más que reducirse.

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