El envejecimiento de la población: un reto del siglo XXI
El envejecimiento de la población ya se ha convertido en una de los retos sociales más importantes del siglo XXI. Su impacto está siendo notable en amplios sectores de la sociedad: el mercado laboral, la estructura familiar, la vivienda, las pensiones, los transportes… Por eso la mayoría de los países deben encontrar soluciones al envejecimiento de su población, si no quieren ser responsables de que esta tendencia provoque unas consecuencias muy negativas.
Una nueva percepción de las personas mayores
La mayoría de los países del mundo están experimentando un crecimiento de su población de personas mayores. Desde hace décadas, la población mayor de 65 años crece a un ritmo más rápido que otros grupos poblacionales. Según el informe “Perspectivas de la población mundial” publicado por las Naciones Unidas en 2019, en 2050, 1 de cada 6 personas que viven en Europa y América del Norte, tendrá más de 65 años. En 2018, por primera vez en la historia, las personas mayores de 65 años superaron a los niños menores de cinco años en todo el mundo. Si tenemos en cuenta estas previsiones, en 2050 el número de personas mayores de 80 años se triplicará con respecto a 2019. Es decir, pasará de 143 millones a 426 millones en sólo 40 años.
En la Unión Europea los indicadores estadísticos son concluyentes. En 2020 la población que superaba los 65 años suponía un 21%, mientras que 2001 sólo representaba el 16%. Si nos concentramos en el grupo de personas mayores de 80 años, esta población prácticamente se ha duplicado.
¿Cuáles son las causas del envejecimiento de la población?
La composición y el tamaño de los grupos poblacionales vienen determinados por tres factores: la fertilidad, la mortalidad y las migraciones.
Desde 1950 la mayoría de las regiones del planeta han experimentado un aumento considerable en la esperanza de vida al nacer. Este dato está directamente relacionado con la mejora de la longevidad.
Por otra parte, la tasa de fertilidad en el mundo ha disminuido de 2,56 en 2005 a 2,4 en 2019. Los países asiáticos, que hasta hace pocos años lideraban los rankings de fertilidad, encabezan hoy la lista de países con la tasa de fertilidad más baja: Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Macao y Hong Kong. En el otro extremo se encuentra Níger, con una media de 7 hijos por mujer.
Las migraciones internacionales también han contribuido a configurar un nuevo mapa poblacional. En los países que experimentan grandes flujos migratorios, la migración provoca una bajada del proceso de envejecimiento, por lo menos temporalmente, debido a que las personas migrantes suelen ser jóvenes en edad de trabajar. Pero por otra parte, los que, al alcanzar la jubilación, deciden quedarse en el país, terminan engordando las tasas de población de mayor edad.
¿En qué está afectando el envejecimiento poblacional en España?
En España las proyecciones demográficas muestran unos cambios profundos cambios en la estructura poblacional. La población mayor de 65 años pasará de 9 millones en 2018 a 12,4 millones en 2033, pero la población en edad laboral no aumentará proporcionalmente y se mantendrá en torno a 30,3 millones.
Estas proyecciones implicarían unos flujos migratorios de 2018 a 2033 de cerca de 220.000 entradas anuales, cuando para afrontar los futuros retos demográficos que debe afrontar nuestro país serían necesarias más de 11 millones de entradas anuales.
Según un estudio publicado en la revista de Medicina “The Lancet”, la esperanza de vida de los españoles alcanzará los 85,8 años y se convertirá en la más alta del mundo. Por otra parte, la tasa de natalidad de España es la segunda más baja del mundo, sólo por debajo de Italia. La convivencia de estos dos factores está provocando un paulatino envejecimiento poblacional, que a su vez tendrá amplias repercusiones tanto económicas como sociales.
En este contexto, si no se producen cambios significativos en las tasas de empleo, se reducirá inevitablemente la fuerza laboral, y por consiguiente, provocará una caída del Producto Interior Bruto (PIB). Asimismo el envejecimiento poblacional aumentará la proporción de pensionistas con respecto a los trabajadores, lo que puede poner en peligro nuestro actual sistema de pensiones.
Sin duda los países desarrollados deben encontrar soluciones a los grandes retos demográficos que plantea el envejecimiento de la población mundial.