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El emprendimiento en las economías emergentes

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En los países subdesarrollados el ingenio es crucial para mejorar las condiciones de vida. Por ejemplo, Mansukh Prajapati, un alfarero de la India, ha inventado una nevera fabricada únicamente con barro y que no consume electricidad. La nevera puede mantener frescas durante varios días frutas y verduras.

En África existen emprendedores que han inventado cargadores para móvil que funcionan con bicicletas. Y en Perú, en una de las zonas más secas del planeta, un ingeniero ha inventado una valla publicitaria que es capaz de absorber la humedad del aire y convertirla en agua destilada, generando al día unos noventa litros.

Muchos de estos emprendedores ni siquiera tienen estudios primarios y en ningún caso disponen de tecnología avanzada ni  laboratorios sofisticados. Son la prueba de que, por encima de los grandes presupuestos, el ingenio humano es el recurso más poderoso que existe.

Según Navi Radjou, experto en emprendimiento en países en vías de desarrollo, a esta habilidad en India se la denomina “jugaad”, una palabra hindi que viene a significar “una solución improvisada e inteligente que surge ante situaciones adversas”. Las soluciones “jugaad” no son sofisticadas ni perfectas, pero crean una alto valor a un coste muy bajo. Estos emprendedores son una especie de alquimistas del siglo XXI, su ingenio transforma la adversidad en oportunidad y son maestros en el arte de obtener más con menos; son capaces de crear valor económico y social utilizando recursos muy limitados.

En las economías emergentes existen numerosos ejemplos de iniciativas empresariales de estas características.

En China, Neusoft, una gran compañía de software, ha desarrollado una solución de telemedicina que permite a los médicos atender de forma remota a enfermos que viven en zonas alejadas y desfavorecidas. La solución se basa en la utilización de dispositivos móviles que los enfermeros de clínicas rurales pueden usar con mucha facilidad. Este tipo de iniciativas son muy necesarias si tenemos en cuenta que China en el año 2050 será el hogar de 500 millones de ancianos.

En Kenia, la mitad de la población son clientes de M-Pesa, una compañía de telefonía móvil que ofrece sus servicios mediante tarjetas prepago, una solución muy útil en un continente donde el 80% de sus habitantes no disponen de cuenta bancaria.

También en Kenia, la compañía M-KOPA ofrece una solución de energía solar que se comercializa dentro de una pequeña caja que contiene un panel solar, tres luces LED, una radio y un cargador para el móvil. El kit cuesta 200$, una cantidad desorbitada para muchos kenianos, pero puede adquirirse con un pago inicial de 35$ y micropagos diarios de 45 centavos.

Todos estos modelos de negocio disruptivos ofrecen nuevas soluciones para un mundo que requiere más imaginación que nunca.