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El efecto cardumen: el poder de la inteligencia colectiva

El “Efecto Cardumen” es la influencia que ejerce una persona sobre otras al moverse en grandes grupos dentro de las redes sociales. La palabra “cardumen” es una palabra de origen gallego-portugués que define a un banco de peces, una gran agrupación de peces que pertenecen a la misma especie y que se mueven de forma sincronizada. Pese a que los peces no son seres formalmente organizados tienen la habilidad de moverse de forma sincronizada con el objetivo de desplazarse y defenderse de los depredadores. El poder de influencia de un cardumen supera en miles de veces la influencia que tendría un individuo por sí solo.

Las redes sociales multiplican el poder de influencia de los individuos

El Efecto Cardumen se basa en un dato interesante: las personas creen más a sus amigos o conocidos que a los medios e instituciones. Este factor ha llamado la atención de los profesionales del marketing, que han encontrado en las redes sociales un escenario idóneo para difundir sus mensajes publicitarios. También en los últimos años los partidos políticos han descubierto en el Efecto Cardumen una forma muy eficaz de movilizar a sus votantes.

Otro dato muy relevante que presenta el Efecto Cardumen es la ausencia de un líder o guía que dirija los movimientos de sus compañeros. Sin embargo, de forma aparentemente milagrosa, todos los individuos se mueven hacia la misma dirección y se giran en el mismo momento como si les uniera una poderosa red invisible. Este comportamiento gregario, de una sincronización asombrosa, permite a los bancos de peces organizar una defensa más eficaz contra sus depredadores y lograr una mayor eficiencia en sus desplazamientos, así como en su búsqueda de alimento. Esta conducta también se ha observado en numerosas especies de aves migratorias, así como en ciertas bacterias, que han llegado a desarrollar un sistema colectivo de comunicación denominado “quorum sensing”, que se basa en la secreción de unas sustancias químicas que les permiten llevar a cabo acciones grupales sincronizadas.

Este comportamiento se presenta también en los seres humanos desde hace milenios, pero como consecuencia de la proliferación de Internet y especialmente las redes sociales, el llamado “Efecto Cardumen” se ha multiplicado vertiginosamente. Además, en las redes sociales el concepto de “amigo” adquiere una dimensión planetaria.
La fuerza del Efecto Cardumen es tan poderosa que las grandes marcas, los partidos políticos y las agencias de publicidad dedican en la actualidad numerosos recursos a aprovechar esta misteriosa fuerza.

Los primeros casos de Efecto Cardumen en las redes sociales

La primavera árabe, el 15-M o el Movimiento Occupy Wall Street pueden considerarse algunos de los primeros casos donde se utilizó el Efecto Cardumen como modelo de propagación. Sin embargo, a pesar de su enorme repercusión mundial, ninguno de estos movimientos logró alcanzar sus objetivos. ¿Por qué? Algunos expertos señalan precisamente a la ausencia de un liderazgo y a la falta de una estructura organizacional – dos de los rasgos más notorios del Efecto Cardumen – como las principales causas de su fracaso. Los detractatores del Efecto Cardumen desconfían de su eficacia dentro de los grupos humanos porque afirman que, aunque es una metodología muy útil para protestar y oponerse a ciertas ideas, no es eficaz a la hora de proponer soluciones y ejecutar planes. Quizás la naturaleza nos brinde otros modelos más eficientes como las comunidades de hormigas o abejas.

Pese a sus numerosos críticos, el Efecto Cardumen se ha consolidado como un modelo referencial para muchos publicistas y profesionales del marketing, que han encontrado en las redes sociales un medio ideal para la propagación de mensajes.