La crisis sanitaria nos ha enseñado que hay “muchos nortes en el sur y muchos sures en el norte”
Roberto Ballester es presidente de Fairtrade Ibérica, una organización internacional sin ánimo de lucro que centra su trabajo en el empoderamiento de productores y trabajadores en países en desarrollo a través del comercio. Además es fundador y CEO de Felidarity, una consultoría en RSE. Roberto Ballester es experto en Ética Empresarial, Responsabilidad Social y Sostenibilidad. Ideas Imprescindibles ha conversado con él y hemos aprovechado para conocer la situación del comercio justo en este contexto de crisis sanitaria mundial.
¿Cómo afecta la crisis sanitaria a los pequeños productores?
Por lo general, el contexto de los productores suele presentar mayores debilidades desde el punto de vista de las capacidades del Estado para dar respuesta a la pandemia. Esto supone más dificultades por parte de los productores para dar respuesta a las consecuencias directas o indirectas de la pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario, económico y social.
Para dar respuesta a esto, desde Fairtrade Internacional, con el apoyo de diferentes oficinas nacionales como Fairtrade Ibérica, se ha creado un fondo de ayuda de más de 3 millones de euros. Este fondo se destinará a satisfacer las necesidades inmediatas de los agricultores, los trabajadores y sus comunidades, al tiempo que establece una base para los esfuerzos de recuperación económica a más largo plazo.
¿Qué papel pueden jugar los ciudadanos para ayudar a paliar este impacto?
A corto plazo, podríamos decir que los ciudadanos tenemos un papel fundamental por nuestra capacidad para modificar nuestros hábitos de compra e incorporar criterios de justicia entre las variables para adquirir un producto en el mercado.
Sin embargo, a medio y largo plazo creo que lo más relevante es que los ciudadanos adquiramos un mayor nivel de conciencia sobre el mundo que nuestras acciones genera. Es decir, que nuestras acciones tienen un impacto y que vale la pena intentar que esos impactos sean positivos no sólo a nivel individual, sino también a nivel social.
¿Deberían las empresas reinventar sus planes de responsabilidad social?
No creo que la cuestión sea reinventar los planes de responsabilidad social. Sería suficiente con que todas las empresas tuvieran un Plan de Responsabilidad Social y midieran y gestionaran sus impactos sociales, económicos y ambientales en sus diferentes stakeholders. Y a partir de tener este plan que se lleve a cabo con la mayor transparencia posible e integrándolo, de verdad, en la estrategia de las empresas.
¿Qué importancia tiene para Fairtrade y cómo se lleva a cabo la RSE/RSC en vuestra organización?
Desde luego, para nosotros es fundamental integrar una gestión de nuestra organización que integre la RSE como un aspecto fundamental de nuestro modelo de gestión.
Además de esto, Fairtrade es un facilitador de la puesta en práctica de la RSE de las empresas y organizaciones que apuestan por integrar criterios de justicia en su cadena de valor.
Esta integración de la Responsabilidad Social en las cadenas de valor es, sin ninguna duda, uno de los grandes retos actuales y en esto Fairtrade puede ser un partner muy importante para estas empresas.
¿Cuál es la situación de la Responsabilidad Social en España y cuáles son los retos y desafíos más destacados que tenemos por delante?
Para responder a esta cuestión habría que segmentar un poco el mercado. Desde el punto de vista de las empresas grandes, podríamos decir que nuestras empresas están al nivel de las empresas grandes de cualquier país europeo. Es decir, presentan una formalización de la RSE importante, aunque diferentes estudios muestran que esa formalización de la RSE todavía está lejos de haber aterrizado de manera concreta en el día a día de la gestión de la empresa.
Sin embargo, es verdad también que en España existe un amplio tejido empresarial con un tamaño relativamente pequeño. Estas empresas están empezando a formalizar y a darle cuerpo a las cuestiones relacionadas con la RSE y la sostenibilidad, pero todavía son muchas las empresas de este tamaño (PYME) que no prestan a estas cuestiones la atención que merecen desde un punto de vista formal.
Esto no quiere decir que no estén llevando a cabo muchas prácticas que podríamos considerar que formarían parte de la RSE, pero no las tienen formalizadas ni desarrolladas estratégicamente como tales.
¿Fairtrade tiene un plan específico para combatir los efectos de la crisis del COVID-19?
Efectivamente, Fairtrade ha lanzado un plan de ayuda económica muy importante, más de 3 millones de euros, para ayudar a los productores ante las consecuencias de la COVID-19.
Además, desde Fairtrade Internacional estamos trabajando en el próximo Plan Estratégico y este asunto también se ha tenido en cuenta e integrado en nuestro desarrollo estratégico.
¿El COVID-19 ha provocado cambios en el consumidor?
Creemos que sí. Muchos estudios sobre el consumidor venían señalando antes de esta pandemia una tendencia creciente a incorporar la sostenibilidad y los criterios de justicia como aspectos relevantes a la hora de consumir.
Yo creo que la COVID-19 nos ha ayudado a ver que esta tendencia hacia un consumidor más consciente tiene consecuencias globales más allá de nuestro beneficio individual. Es decir, nos hemos dado cuenta de que nuestra sostenibilidad económica, social y ambiental se debe apoyar en prácticas y aspectos que ocurren a miles de kilómetros de distancia nuestro y, al mismo tiempo, que nuestras prácticas como consumidores también pueden generar impactos a miles de kilómetros de distancia.
Esta visión más global e interrelacionada creo que es uno de los aprendizajes que podemos sacar de esta pandemia global.
¿Puede convertirse la crisis sanitaria una oportunidad para los pequeños productores?
Sinceramente, me gustaría pensar que si, pero no lo tengo claro. Desde luego, en Fairtrade apostamos por los pequeños productores que viven situaciones y en contexto de desigualdad e injusticia, pero todavía es pronto para pensar de manera seria las oportunidades reales que estas crisis traerá. Va a depender mucho de las decisiones que tomemos. Las oportunidades están ahí, pero depende de nosotros que tomemos un camino u otro.
¿Se van a acentuar las diferencias entre el Norte y el Sur?
Hay varios estudios de Naciones Unidas que muestran que vamos a volver a datos de pobreza mundial cercanos a los de la década de los 90. Esto supone que muchos de los avances que se habían producido desde el punto de vista del desarrollo humano desaparezcan. Esto nos muestra también la debilidad de esos avances que se habían generado, que es algo que deberíamos pensar muy seriamente.
Sin embargo, lo que ya se venía observando antes de la crisis sanitaria es que, además de las diferencias entre el norte y el sur, sobre todo lo que se está incrementando a nivel global es la desigualdad, más allá de las fronteras norte – sur.
Podríamos decir que, además de la distancia entre el norte y el sur, vemos también que “hay muchos nortes en el sur y muchos sures en el norte”.