Caminamos 20 kilómetros para llegar a Bologna

La noche ha sido muy mala para mi. No he dormido prácticamente nada, he pasado mucho frío y me he levantado con la garganta mal y tosiendo. Realmente dormir en el suelo y sin ninguna calefacción no es lo mio (Miguel). Afortunadamente, cuando llevo unos 8 kilómetros los síntomas desaparecen y vuelvo a estar en perfectas condiciones. Tras la larga etapa de ayer vamos a hacer una corta (de 14 kilómetros que luego se convertirán en unos 20) para llegar a Bologna. A las 8 ya estamos caminando, en un día espléndido pero fresco, que a partir de las 12 se convertirá en muy caluroso. Las dos primeras horas no dejamos de ver instalaciones fabriles y comerciales, a izquierda y derecha, verdaderamente grandes, mientras andamos por un cómodo andadero para quienes corren, andan o montan en bicicleta. Llegando a Lavino M. di Ponte desaparece el andadero y las fábricas y luego vemos una iglesia (del Spirito Sancto). A unos 10.000 metros de Bologna pasamos junto al hotel Bologna Airport (el aeropuerto está a nuestra izquierda) adornado con varias banderas entre las que destaca la española junto a la francesa y la inglesa (cosa rara porque aquí pasan bastante de nosotros) colocadas sobre la entrada principal. Bolonia debe ser muy grande pues nos cansamos de andar después de haber entrado en ella. Al ver un hotel, el Ellite Suite, (cuatro estrellas) pedimos un lugar para pasar la noche y nos dicen que vayamos a dormir a un parque. Ya cerca del centro pasamos junto a la iglesia de Nuestra Sra. de la Grazzia y decidimos entrar para hablar con el párroco. Se trata de don Mario y nos da 8 € para que compremos unos «panini» y la dirección de La Casa de don Orione, donde según dice debemos hablar con el diácono Candia que nos dará un «posto» donde pasar la noche y probablemente también de comer. Agradecidos llegamos hasta allí, pero un hombre gigantesco (vestido de cocinero) nos dice que la oficina no la abren hasta las tres y que allí no come nadie sin pagar. Salimos y al pasar por el restaurante Fraise solicitamos que nos den algo y nos obsequian cuatro «panini» de queso fresco y jamón de york que nos comemos en un bar de chinos, sentados a una mesa, junto con una cerveza, dos «cafés maggiatos» y dos «brioches», todo ello por 7€.
A las tres volveremos a don Orione. Suspense.

En la Casa de don Orione nos recibe Giovani, que al momento nos adjudica una magnífica «camera» con todos los servicios y nos da detergente para que podamos lavar la mucha ropa sucia que hemos acumulado. Además nos dice que a las 7,30 bajemos a cenar al comedor. Tras lavar y colgar la ropa en un tendedero del patio nos vamos al centro de la ciudad para ver los dos «duomos» y otras cosas interesantes. Al regreso entramos en el comedor y el cocinero gigantesco que nos largó por la mañana (sin duda arrepentido de su contestación) nos prepara una cena especial en la que comemos de todo y muy bien preparado. Nos hacemos grandes amigos como se podrá ver en las filmaciones que hace Kiko para el documental del viaje.

Buenas noches.

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