El apego a las creencias es una enfermedad
¿Cuál ha sido la última vez que nos hemos cuestionado algunas creencias respecto a la vida?
El escritor norteamericano Gelet Burgess escribió: ”Si en los últimos años no ha descartado una creencia importante o no ha conseguido una nueva, compruebe su pulso. Quizá esté usted muerto”.
El problema con las creencias es que pueden gobernar y arruinar nuestras vidas. Pueden convertirse en unos aditamentos perpetuos que nos mantengan cautivos para siempre…
No conseguir cuestionar nuestras creencias puede dar por resultado que adoptemos muchas que son falsas, ya que es demasiado fácil quedar cautivado por creencias que son corrientes en la sociedad. Nos aferramos a nuestras creencias porque parecen razonables, pero es posible que exista un problema con nuestra idea de lo que es razonable. En la actualidad se piensa que gran parte de lo que la gente considera razonable hace unos siglos, era irrazonable. A lo largo de la historia ha habido demasiados casos en que la mayoría tenía creencias falsas que, más tarde, se demostró que eran absurdas.
Los filósofos e investigadores modernos, en el área de cómo pensamos los seres humanos, manifiestan que estamos muy lejos de comprender el modo en que pensamos. Puede que la mayoría de los seres humanos que vivan dentro de varios siglos consideren que la mayoría de nuestras creencias y razonamientos fueron una tontería organizada. Como dijo el historiador americano James Harvey Robinson, ”gran parte de lo que llamamos razonamiento consiste en encontrar argumentos para seguir creyendo lo que ya creemos”.
Es sabio cuestionar periódicamente todas nuestras creencias. Cuando desafiamos una creencia destructiva o impracticable, estamos muy cerca de destruirla. Una creencia tal como lo mejor que sería nuestra vida si ganáramos un premio en la lotería, es una enfermedad. El problema es que nuestras mentes pueden jugarnos malas pasadas. Fijémonos cómo la espera de algo positivo es casi siempre mejor que conseguir, de verdad, esa cosa. ”Sea lo que sea lo que engaña, parece producir un encantamiento mágico” señalaba una y otra vez Platón.
Hay mucha gente que tiene creencias que niegan la felicidad respecto a cómo debería ser la vida. Los sistemas de creencias están directamente relacionados con la falta de viveza y de satisfacción que experimenta la gente. Nuestras vidas no funcionan cuando se aferran a unos sistemas de creencias falsas. Como decía el sabio: ”la definición de la locura es hacer la misma cosa una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes”.
Está bien tener creencias, pero no es juicioso aferrarse a las que son impracticables. Salvo que desafiemos constantemente a las nuestras, puede que no nos demos cuenta de que están anticuadas, o que ya no son útiles. Quedarnos atrapados en nuestras creencias puede ser perjudicial para nuestra salud física y mental, y como ocurre con cualquier otro problema de salud, debemos ser capaces de eliminar su causa. Quiere decir, lisa y llanamente, que hay que diagnosticar las creencias y descartar aquellas que no contribuyan a mejorar nuestra salud.
Artículo escrito por Ignacio Pi, responsable global de Mediapost Group
Publicado en el nº 12 de la revista Ideas Imprescindibles