La Economía de la Felicidad: un nuevo enfoque para medir el bienestar
¿Existe una relación entre economía y felicidad? Hasta ahora la situación económica se consideraba una variable dominante para determinar el bienestar de las personas. Sin embargo, desde hace unas décadas ha surgido un nuevo campo de investigación que intenta medir el bienestar subjetivo de las personas. Se le conoce como “la Economía de la Felicidad”.
¿En qué consiste la Economía de la Felicidad?
La Economía de la Felicidad es el estudio comparativo de la felicidad en relación con la economía. Esta idea se basa en la utilización de indicadores relacionados con la felicidad, como el afecto o el bienestar, y no con conceptos tradicionales como la riqueza, los ingresos o los beneficios. Este campo de investigación ha crecido notablemente desde finales del siglo XX con el desarrollo de encuestas y metodologías que permiten medir algo tan complejo como la felicidad. La irrupción de la Economía de la Felicidad supone un reto apasionante para los economistas de nuestra era.
En lugar de enfocarse exclusivamente en el crecimiento económico y en los indicadores monetarios, la Economía de la Felicidad busca una comprensión más profunda de lo que realmente importa a las personas y qué factores influyen a la hora de mejorar su calidad de vida.
La Economía de la Felicidad se basa en la premisa de que el dinero y los bienes materiales no son los principales impulsores de la felicidad. Aunque es cierto que la satisfacción básica de las necesidades materiales es fundamental para el bienestar humano, una vez que se alcanza cierto nivel de ingresos, los aumentos adicionales en la riqueza tienen un impacto cada vez menor en la felicidad. Esta conclusión plantea que existen otros factores, más allá de los económicos, que influyen en nuestra sensación de bienestar.
¿Es posible medir la felicidad?
En lugar de evaluar el bienestar en términos de ingresos y consumo, la Economía de la Felicidad se centra en medir variables subjetivas como la satisfacción con la vida, la alegría, el propósito o las relaciones. La Economía de la Felicidad se basa en el uso de encuestas para obtener información sobre las experiencias y percepciones de las personas. Además, la investigación en este campo también examina factores como la salud mental, el trabajo, las relaciones personales o la calidad del entorno social y físico.
Uno de los hallazgos más interesantes de la Economía de la Felicidad es la importancia que tienen las relaciones sociales y la calidad de las interacciones humanas en nuestro grado de felicidad. Varios estudios han demostrado que las personas que tienen relaciones sólidas tienden a ser más felices y gozan de mejor salud. Este dato demuestra que invertir en nuestras relaciones y comunidades provoca un impacto muy positivo en nuestro bienestar personal.
Además, la Economía de la Felicidad cuestiona la idea de que el crecimiento económico ilimitado es deseable y sostenible a largo plazo. Si bien el crecimiento económico puede ser importante para aliviar la pobreza y mejorar la calidad de vida en las etapas iniciales del desarrollo, existe una evidencia creciente de que los aumentos continuos en el consumo no se traducen necesariamente en un mayor bienestar. De hecho, en muchos casos, el crecimiento económico desenfrenado conduce a graves problemas como la degradación ambiental, la desigualdad o la pérdida de sentido de comunidad, que provocan un impacto negativo en nuestra felicidad.
¿Puede la Economía de la Felicidad contribuir a crear una sociedad más próspera?
Entonces, ¿cómo podemos aplicar los conocimientos de la Economía de la Felicidad para construir una sociedad más próspera y sostenible?
En primer lugar, es importante reconocer que el bienestar humano es multidimensional y no se puede reducir simplemente a factores económicos. Tanto los responsables de la formulación de políticas como los líderes empresariales deben considerar una gama más amplia de factores cuando toman decisiones que puedan afectar al bienestar de las personas. Estos factores son, por ejemplo, sociales, culturales, psicológicos o ambientales.
La Economía de la Felicidad puede complementar las métricas económicas tradicionales al brindar una visión más holística del bienestar de las personas. Por ejemplo, puede ayudar a resaltar aspectos que no se registran en el PIB, como la calidad de las relaciones sociales o la satisfacción personal. Esta circunstancia puede conducir sin duda hacia la construcción de una sociedad más próspera y saludable.
Entre los investigadores más reconocidos dentro de la Economía de la Felicidad figuran nombres como Richard Easterlin, Bruno Frey, Med Jones o Ruut Veenhoven.
Sin duda la Economía de la Felicidad es un tema apasionante que también ha llevado a los grandes organismos internacionales a considerar esta cuestión. Por ejemplo, la Comisión Europea ha creado un proyecto llamado “Más allá del Producto Interior Bruto” y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ha lanzado otro proyecto denominado “Midiendo el progreso de las sociedades”.