¿Para qué sirve la filosofía?
Algunos consideran la filosofía una disciplina inútil en una sociedad donde la ciencia, la tecnología e Internet son los grandes protagonistas. Pero, en realidad, la filosofía alude a lo más profundo y genuino del ser humano. La filosofía nos ayuda a comprender nuestro entorno y nos ofrece respuestas para resolver nuestros conflictos existenciales.
¿Es útil la filosofía en el siglo XXI?
Gracias a la filosofía se desarrollan el pensamiento analítico, la visión ética, la orientación moral y la capacidad de crítica. Son competencias esenciales en todas las épocas, pero sobre todo en nuestra era, donde la desinformación las y fakes campan a sus anchas.
¿La filosofía es la madre de todas las ciencias? Lo cierto es que nos conecta con los demás, con nuestra comunidad y con la sociedad donde vivimos. Crea vínculos con los grandes elementos de la existencia, abstractos y concretos. Y enlaza el conocimiento con la ciencia.
El pensamiento crítico y la amplitud de miras son imprescindibles para el desarrollo del ser humano. La filosofía los alimenta y estimula. Por eso es la base existencial de las ciencias, las metodologías y las teorías centradas en aumentar la sabiduría humana. Más allá de los avances tecnológicos y científicos, la búsqueda del saber es continuada y transversal. Solo así, de un modo global, el desarrollo humano se concreta en logros y avances auténticos. Sobre todo en lo social, en lo individual y en lo científico.
La importancia de hacerse preguntas
A diferencia de la religión, la filosofía no ofrece respuestas. La filosofía es el arte de formular preguntas, que son el faro indispensable para buscar a través de la experiencia las respuestas esenciales del arte de vivir. Preguntarse sobre el mundo que nos rodea ayuda a comprender el mundo y las circunstancias que lo conforman. Al observar la realidad con visión panorámica y, al mismo tiempo, con detalle, se suele llegar a conclusiones que amplían nuestro conocimiento. La filosofía ayuda a detectar y superar modas impuestas, pequeñas dictaduras sociales o mentiras interesadamente difundidas. El pensamiento filosófico contribuye a plantearse quién soy, por qué soy y para qué soy. Esta actitud ya marca por sí misma un cambio incontestable. Decisivo.
Además, desde un punto de vista pragmático, la filosofía también es necesaria para el avance científico. No solo para fundamentar conocimientos científicos, también para explorar y aprovechar nuevos modelos de investigación y posibilidades tecnológicas. Piensa en la inteligencia artificial, en los robots que pronto llegarán. ¿De verdad crees que se puede normalizar e impulsar ese quehacer científico sin un respaldo filosófico?
Una parte de la filosofía se ha centrado en los conceptos abstractos. Consideraciones sobre el ser, la moral, el alma o el sentido de existir y la muerte han llenado muchas de sus páginas. Pero no son lo único. A lo largo de la historia, los grandes filósofos se han centrado en entender el mundo que los rodeaba y sus circunstancias. Puedes aprender de ellos que la vida no es sencilla, está llena de dificultades. Ahora y hace varios siglos. Cambian las circunstancias, desde luego, pero no lo esencial. Los textos clásicos, filosóficos y literarios, siguen teniendo hoy plena vigencia. Platón, Descartes o Nietzsche están de moda.
Citas que iluminan
En palabras del filósofo español Jesús Mosterín: «La filosofía mediocre no sirve para nada, pero la gran filosofía, en sus mejores momentos, contribuye a que vivamos con los ojos abiertos, tratando de darnos una cosmovisión racional y global que incorpore lo más fiable del saber de nuestro tiempo».
Otro gran pensador nacional, Manuel Cruz, tras afirmar que la filosofía no da la felicidad, aporta una reflexión muy necesaria. «Enterarse, aunque se sufra, siempre es mejor que vivir en la inopia». El francés Michel Onfray, por su parte, advertía a finales del siglo pasado que una filosofía sin aplicación práctica es inútil. La española Marina Garcés, por último, ha completado esa reflexión de forma incontestable: «La filosofía es un lenguaje fundamental para aprender a pensar de forma crítica. La filosofía no es útil o inútil, es necesaria».
Y es que, en todo momento, la filosofía nos relaciona con el saber crítico. Lo creas o no, nos lleva de la mano hacia el conocimiento y nos separa de la ignorancia. Y lo logra no con respuestas, sino con un superpoder intelectual imprescindible: plantear las preguntas adecuadas.
De plena actualidad
¿Para qué sirve la filosofía hoy en día? Para mirar de frente a los grandes retos científicos, sociales y humanos que se nos presentan. Tiene mucho que aportar en casi todos los temas importantes del momento. La ingeniería genética y sus riesgos. El derecho a la privacidad frente a la seguridad colectiva. La interculturalidad. La identidad de género. La otredad. Las nuevas formas de participación ciudadana. El desarrollo sostenible. O la ya mencionada inteligencia artificial. Todo tiene un importante trasfondo filosófico.
Muchas reflexiones de los filósofos clásicos siguen siendo válidas. Especialmente aplicables son las de aquellos que se centraron en la filosofía práctica. Leer a Platón, Sócrates, Epicuro, Nietzsche, Ortega y Gasset, Aristóteles… sigue siendo útil, además de entretenido.
La filosofía continúa siendo un motor de cambio, crecimiento personal y desarrollo colectivo. Alejarla de nuestra vida supone limitarnos y lastrarnos. Si la verdad nos hace libres, la filosofía es el camino más directo -aunque tal vez no el más corto ni el más agradable- para alcanzarla. La necesitamos, en definitiva, para exprimir la vida.