No sabes lo que es, pero debería preocuparte: la eutrofización
Los ecosistemas acuáticos están sufriendo un proceso de degradación al que se conoce con el nombre de eutrofización. En este artículo vamos a intentar explicarte las causas principales que la producen y algunas de las soluciones que podrían acabar con ella.
Las principales causas de la eutrofización
Si quieres formar parte de la solución, debes estar muy atento a las actividades que desarrollas a diario. Precisamente, la actividad humana es una de las causas principales de esta degradación. El exceso de residuos que acaban en el agua, especialmente el fósforo y el nitrógeno, es una de las causas que provocan la eutrofización. Un ejemplo son los fertilizantes que los agricultores acostumbran a utilizar en sus plantaciones. Los fertilizantes acaban filtrándose en el subsuelo, provocando que acaben llegando a los ríos y a finalmente al mar, contaminando el agua.
Lo mismo ocurre en el caso de la ganadería. Los excrementos de los animales contienen sustancias tóxicas que también suelen acabar en el agua de los ríos y los mares. En caso de estar cerca de los pantanos y si no gestionan de forma correcta, pueden contaminar gravemente el agua. Por su parte, en las grandes ciudades, el uso de detergentes que contienen sustancias contaminantes como el fosfato, también contribuye a la eutrofización. Además, las grandes ciudades suelen estar rodeadas por un cinturón industrial que elimina numerosas sustancias tóxicas que acaban también en las aguas de los ríos y los mares. La actividad de las fábricas provoca vertidos tóxicos que contienen altos niveles de fósforo y nitrógeno.
Y por si esto ya no fuera suficiente, las emisiones de CO2 que provocamos cuando circulamos con nuestros coches también es perjudicial para los ríos y los mares. Los coches producen diferentes emisiones de óxido de nitrógeno y de azufre que, combinados con la atmósfera, pueden llegar a provocar la llamada lluvia ácida, que aumenta en gran medida la mortalidad de peces y que produce graves daños en las áreas forestales.
Las principales consecuencias que provoca la eutrofización
La Comisión Europea ya alertó de este problema en un informe publicado en octubre de 2021. A partir de los datos de 2016 a 2019 pidió a los países miembros que pusieran en marcha varias medidas para controlar la contaminación del agua. Cuando se produce este fenómeno, las plantas absorben una cantidad excesiva de componentes tóxicos, lo que aumenta el consumo de oxígeno y también la cantidad de fango.
Además, la eutrofización afecta de forma directa a la calidad del agua, ya que reduce el oxígeno y aumenta la podredumbre. Como consecuencia, el olor también empeora, uno de los signos más evidentes de que se está llevando a cabo un proceso de eutrofización. Simplemente respirar esas sustancias tóxicas puede tener consecuencias muy graves para nuestra salud. Además, los daños colaterales son numerosos. Por ejemplo, la industria turística se puede ver muy afectada, al reducirse el número de visitantes, especialmente en aquellos pantanos, ríos o playas que sufran este problema.
Asimismo la eutrofización reduce el terreno cultivable y aumenta la presencia de algas. De hecho, algunas algas pueden llegar a producir sustancias tóxicas. Como consecuencia, el agua deja de ser navegable y es altamente nociva para los animales de la zona, ya que las bacterias crecen y se multiplican en el fondo del agua, produciendo toxinas letales. Un fenómeno que puede provocar un efecto rebote sobre nosotros, y especialmente en los bebés. Los más pequeños son altamente vulnerables a sustancias como el nitrógeno.
Soluciones aplicables a esta situación
Antes de tomar cualquier tipo de medida, la concienciación sobre los problemas que provoca la eutrofización es una tarea urgente. En el sector agrícola, por ejemplo, es esencial limitar el uso de fertilizantes a sustancias libres de compuestos tóxicos, así como adaptar medidas que prevengan la aparición de plagas que respeten el medioambiente. También es importante reducir los desechos generados, tanto en el campo como en la ganadería.
Por otro lado, el uso de los coches eléctricos también contribuye a reducir este fenómeno. Los coches eléctricos nos ayudan a disminuir las emisiones de gases a la atmósfera, reduciendo las posibilidades de que aparezca la temida lluvia ácida y no afecte negativamente a la calidad del agua.
Estas medidas de prevención son solo el primer paso, pero no son suficientes para acabar con la eutrofización. En este sentido, un gran avance son las denominadas EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales), capaces de reducir el nivel de contaminación y transformar los vertidos en agua inocua. En estas centrales se lleva a cabo un proceso biológico y químico que elimina el nitrógeno y el fosfato presente en el agua. Además, esta depuración de aguas residuales se encarga de tratar tanto los fangos como otros residuos mediante la oxidación de los compuestos nitrogenados y de la materia orgánica. El resultado son unos lodos activos que son procesados posteriormente en un vertedero o incinerados, lo que repercute directamente en la salud medioambiental.
En resumen, la eutrofización es un problema cada vez más presente en océanos, ríos y pantanos de todo el mundo. Para reducir su impacto, la concienciación es esencial, pero también la implementación de medidas urgentes por parte de las administraciones públicas. Pero también es necesaria la colaboración de todos los ciudadanos. Trata de usar menos detergentes y productos que contengan sustancias como fósforo o nitrógeno. Utiliza el transporte público o camina siempre que puedas. La suma de muchas pequeñas acciones puede provocar un gran cambio.