El Síndrome de la Cabaña: qué es y cómo combatirlo
¿Tienes miedo a salir de casa ahora que el confinamiento llega a su fin? ¿Te sientes a gusto en tu hogar y prefieres no pisar la calle? Quizás hayas caído en las redes del Síndrome de la Cabaña y no lo sepas. Se trata de un trastorno que se basa en una obsesiva tendencia al aislamiento y a permanecer en un entorno controlado. No eres el único o la única. En estos tiempos de pandemia, un grupo significativo de la población mundial siente lo mismo que tú.
¿Qué es el Síndrome de la Cabaña?
Su nombre original es “cabin fever” y comenzó a diagnosticarse en Estados Unidos y Canadá a principios del siglo XX para describir el estado mental que presentaban ciertos individuos que vivían en zonas montañosas, después de meses de aislamiento provocado por los largos inviernos.
Las sensaciones derivadas de ese estado mental, que también pueden presentarse en otras profesiones como en los astronautas, los militares que han pasado varios meses dentro de un submarino o los trabajadores de algunas plataformas petrolíferas, son muy parecidas a las que pueden estar experimentando en la actualidad decenas de miles de personas en todo el mundo. Hay una pequeña parte de la población que, a pesar de que se haya decretado el fin del confinamiento, prefieren quedarse en casa. La razón no sólo reside en el miedo a un posible contagio, sino que se encuentra también en la sensación de protección y seguridad que disfrutan en su hogar. Para ellos el hogar se ha transformado en un refugio inexpugnable que les defiende de la incertidumbre que les espera en el exterior. Incluso muchas de estas personas iniciaron su confinamiento con angustia o desasosiego, pero en el transcurrir de los días, fueron adaptándose a unas nuevas rutinas y ahora les cuesta abandonarlas para regresar a la vida previa a la irrupción del coronavirus. Si a eso le sumamos que la expansión del virus ha generado en la sociedad un ambiente de inseguridad, salir a la calle significa tener que enfrentarse a una situación llena de riesgos.
El Síndrome de la Cabaña afecta en gran medida a personas que han padecido previamente patologías como depresión, hipocondría, ansiedad o agorafobia. También las personas que han pasado el confinamiento solos parece que presentan más problemas a la hora de volver a la calle. Y las personas mayores también son más proclives a padecer el Síndrome de las Cabaña. Las habilidades sociales de estas personas puede que se hayan debilitado y se sienten desconcertados cuando tienen que volver a relacionarse con familiares, amigos o compañeros de trabajo.
Cómo superar el Síndrome de la Cabaña
Para superar el Síndrome de la Cabaña la mayoría de los expertos recomiendan regular las salidas, es decir, ir abandonando el hogar poco a poco. De esta forma la persona se va aclimatando a la nueva situación y va perdiendo gradualmente el miedo a la calle. Se puede empezar con acciones tan sencillas como bajar la basura al contenedor. El contacto con otras personas, el ruido, el transporte público, pueden despertar en estas personas los peores temores, pero progresivamente van acomodándose al exterior. Es muy aconsejable asegurarse experiencias placenteras, como disfrutar del sol en la piel, pasear por la naturaleza o sentarse frente al mar. Si las sensaciones van siendo cada día más agradables, repetir será más fácil.
Los expertos también aconsejan respetar todas las recomendaciones establecidas por las autoridades sanitarias. Seguir los protocolos de seguridad tranquiliza y reconforta, además de reducir notablemente el riesgo de contagios. Frente al miedo, es muy conveniente utilizar la mascarilla en los lugares públicos y concurridos, respetar la distancia social y lavarse las manos con jabón frecuentemente.
Si estás padeciendo el Síndrome de la Cabaña, es importante que exteriorices tu problema, que lo compartas con personas de tu máxima confianza. Es normal que sientas miedo en mayor o menor medida. A mucha gente le ocurre. No en vano el virus sigue estando ahí. La situación es insólita y no hay un único método para superarla. Y si aún así no pierdes completamente el miedo a salir a la calle, no dudes en pedir ayuda a un especialista. Dejarse ayudar también es una forma de empezar a abandonar la cabaña.