La Dwat, el mito del inframundo egipcio
El infierno ha sido, y sigue siendo, un elemento común a muchas religiones, tanto de la Antigüedad como de las practicadas hoy día, y Egipto no fue una excepción. Este espacio era conocido por los egipcios como dwat y para poder comprender todo lo que significaba para ellos primeramente debemos alejarnos de la idea de mito griego, predominante en nuestro esquema conceptual occidental.
La mayoría de los mitos griegos que han llegado hasta nosotros se nos presentan como “entes” ya creados que no explican sus orígenes, por lo que se debe profundizar en el arcaísmo para llegar a entender el valor real de dichos mitos. Sin embargo, en Oriente y Egipto el mito es algo vivo que no expresa una ficción, sino la verdad por excelencia: es el soporte de la vida religiosa. Por tanto, y siguiendo a Gonzalo Puente Ojeda, en Oriente y Egipto “el mito (relato, narración, leyenda) es una noción laxa que desborda, en su extensión semántica, los espacios de lo sagrado y lo profano, pero que adquiere su principal significado en el proceso de fusión del pensamiento mágico-religioso con el fenómeno consciente o inconsciente de personalización, como almas, espíritus o númenes, de las fuerzas o los entes naturales que puso en marcha la escisión animista y su ulterior cristalización en la religión”. Esta idea es clave para comprender todo su mundo conceptual y, en este caso, la idea egipcia de dwat.
Es necesario también para comprender la dwat, recordar que Egipto no fue una civilización inmóvil, sino que en sus 3000 años de historia las ideas evolucionaron, desapareciendo unas, manteniéndose otras y naciendo otras nuevas. Por lo tanto, partiendo de esta base, no se tendrá la misma concepción de dwat en el III milenio que en la XIX dinastía.
Entrando ya en el análisis de la dwat, la primera cuestión que se plantea es el origen de este lugar conceptual, descubriendo que las investigaciones desarrolladas hasta ahora demuestran que establecer un punto de partida para esto no es posible. Se sobreentiende que su concepción surge cuando el hombre adquiere la experiencia del mal y cuando poco a poco asume que la falta de moral, ya sea en actos contra los dioses o contra los hombres, debe conllevar un castigo. Esto ha producido una aceptación más general de que este lugar de sufrimiento surge como consecuencia de un mal moral que conlleva un castigo divino, muy diferente a los castigos terrenales y, normalmente, más allá de la muerte.
Estas reflexiones nos muestran que la idea de la existencia de un infierno no es muy temprana pues implica nociones muy elaboradas en el conjunto de las estructuras mentales y simbólicas del hombre tales como: la supervivencia del alma o ese doble del ser y un esbozo mínimo de moral, entendida ésta como conocimiento de lo prohibido.
Algunas obras mantienen que los egipcios habían desarrollado una concepción del infierno muy similar a la de otras civilizaciones como la griega, la judía o la cristiana, incluso algunos historiadores mantienen que la compleja composición egipcia del Lugar de la aniquilación fue determinante en la conformación del imaginario universal sobre el castigo eterno de las faltas.
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Por Marta García Pérez (Licenciada en Historia, especializada en Historia Antigua y obsesionada con el mundo egipcio).