Por culpa del móvil ya nos concentramos menos que un pez
Te llega un whatsapp. Compruebas el correo electrónico. Y contestas un email. Te llega otro whatsapp. Actualizas tu estado en Linkedin. Tuiteas. Retuiteas. Haces una foto y la publicas en Instagram. Vuelves a retuitear. Y mientras, te llega otro WhatsApp. Echas un vistazo a las noticias. El banco te avisa de un cargo. Te llega una notificación. Y otra. Y otra. ¿Te resulta familiar? Pues hay motivos para preocuparse. Algunos estudios alertan de la pérdida de concentración que está provocando el uso constante del móvil. Nuestro mejor aliado en la era digital se puede estar convirtiendo sin darnos cuenta también en nuestro peor enemigo.
Según un estudio realizado por Microsoft en 2015 a una muestra de 2.000 ciudadanos canadienses ahora perdemos antes la concentración, en concreto, después de ocho segundos. Antes de lo que le suele durar la concentración a un pequeño pez dorado. En los últimos 18 años nuestro tiempo de concentración se ha reducido de 12 segundos en 2000 a 8 en la actualidad. Es decir, ha disminuido casi un 35%.
Las conclusiones de este estudio no deben ser tomadas a la ligera. Si algo ha caracterizado a la mente humana desde la aparición de los primeros homínidos es nuestra capacidad para enfocar nuestra atención e ignorar las distracciones, permitiéndonos la consecución de grandes logros tanto a nivel individual como colectivo. Si perdemos ese rasgo distintivo de nuestra especie, las consecuencias pueden ser nefastas.
El principal responsable de esta pérdida de concentración es nuestro estilo de vida cada vez más digitalizado. Se da la circunstancia de que fue precisamente en el año 2000 cuando estalló la revolución de los móviles y empezaron a venderse por millones en todo el mundo. Según el estudio, los sujetos con mayor consumo de información en la red mostraban los peores resultados en su concentración y entre ellos, los jóvenes fueron los peor parados. La omnipresencia del móvil en nuestras vidas nos permite consumir a diario una información equivalente a 175 periódicos, pero por otro lado, como demuestra este estudio, está reduciendo nuestra capacidad de concentración.
Para algunos expertos como Greg Foot, presentador de programas científicos en la BBC, el verdadero problema reside en la llamada “multifuncionalidad”, es decir, en esa capacidad que creemos tener para desempeñar varias tareas simultáneamente. De hecho, para Greg Foot la multifuncionalidad no existe, y sencillamente desplazamos nuestra atención de una tarea a otro de forma extremadamente rápida, algo que parece que ocasiona graves consecuencias para nuestro cerebro. Por lo visto, cuando cambiamos de una actividad a otra, nuestro cerebro consume glucosa oxigenada, y cuando esa fuente se acaba, nos sobreviene una sensación de desorientación y somnolencia. ¿El resultado? Se libera la hormona del estrés, la conocida “cortisol”, y no se trata del estado más idóneo para tomar decisiones.
Para Foot no es fácil desengancharse porque de alguna manera ya hemos educado a la corteza prefrontal de nuestro cerebro a estar siempre a la caza de la última novedad. En sus propias palabras, “nuestra atención siempre está secuestrada por algo más, sencillamente no nos podemos resistir a esa vibración que indica que hay un nuevo mensaje de texto o una nueva actualización de Facebook”. Esta constante búsqueda de novedades activa el sistema de dopamina, que transmite mensajes a varias partes de nuestro cerebro. En otras palabras, cada vez que perdemos la concentración, nuestro cerebro nos premia con una recompensa. “Es hora de admitirlo, todos nos estamos volviendo adictos a la tecnología”, concluye Foot.
Según otro estudio realizado por la Universidad de Loughborough (Inglaterra) “una persona promedio revisa el correo electrónico cada cinco minutos, y tarda 64 segundos en reanudar la tarea que estaba desempeñando anteriormente”. Dicho de otro modo, desperdiciamos un minuto de cada seis. Y eso sólo con el correo electrónico. Parece evidente que ha llegado el momento de tomarse muy en serio el desmedido consumo del móvil e intentar racionalizar el uso de las redes sociales, el correo electrónico y las apps. Nuestra adicción a la tecnología está transformando nuestro cerebro y está reduciendo a cotas alarmantes nuestra capacidad de concentración. En fin, mmm… ¿De qué estábamos hablando? Ah, sí… No todo está perdido y aún estamos a tiempo de recuperar terreno. Siguiendo estos sencillos consejos podrás recuperar la capacidad de tu cerebro para concentrarte:
- Desayuna bien: si te saltas el desayuno tu cuerpo necesitará adrenalina y eso dificultará tu concentración. Las proteínas y los carbohidratos estabilizan el azúcar de tu sangre.
- Desconecta las notificaciones: evita las alertas de tus aplicaciones. Hazte dueño de la situación y entra en las aplicaciones cuando quieras ponerte al día. Y no te engañes, deja un espacio mínimo de 30 minutos entre sondeo y sondeo.
- Bebe mucha agua: la deshidratación disminuye tu capacidad de concentración.
- Duerme sin el móvil: cuando se acerque la hora de dormir, aléjate del móvil. No utilices la excusa de mirar la hora ni de programar el despertador.
- Haz ejercicio: el ejercicio aeróbico mejora a largo plazo las zonas del cerebro relacionadas con la atención.
- Aprende a meditar: la meditación aumenta tu nivel de concentración, reduce la ansiedad y te ayuda a sentirse más relajado