Cruzamos un cementerio de 5.000 tumbas camino a la Toscana
Tal como pensamos ayer, salimos andando hacia San Casciano Val di Pesa. Abandonar Florencia cuesta bastante tiempo, lo que nos lleva a pensar que los 16 km que dicen que hay hasta esa localidad serán algunos más. Día muy bueno y soleado. El paisaje es el propio de la Toscana, y muy bonito. La carretera es a veces empinada y siempre peligrosa por la estrechez de la misma y sus muchas curvas, combinación realmente temible con demasiada frecuencia. Lo más notable del día es la visita a un cementerio de soldados americanos muertos en combate en el norte de Italia en el curso de la segunda guerra mundial, (unas 5000 tumbas. Cuatro kms antes de acometer la larga cuesta que nos llevará hasta nuestro destino. Paramos en el restaurante Trattoria di’sor Paolo, y su dueño, Mario, nos da de comer sentados a una mesa. Ya en San Casciano Val di Pesa, el prete de la iglesia de San Cassiano, don Maximiliano, nos acoge en una sala para festejos de la parroquia que tienen junto a una pequeña iglesia en las afueras. Al decirle que yo no llevo saco de dormir ni esterilla, contesta que lo solucionará. Efectivamente: al poco dos mujeres traen un somier y un colchón que, junto a la manta que él mismo me entrega, harán que hoy duerma como un bendito. Por último nos da una bolsa con mucha comida para que cenemos.
Olvidaba decir que lo de dormir se ha arreglado gracias a una señorita chilena a la que me he dirigido para preguntarle como se podía localizar al prete. Se llama Verónica y ha hecho todo lo posible por ayudarnos hasta conseguirlo. Curiosamente, como en otras ocasiones, estas personas surgen en el momento oportuno, y nos dirigimos a ellas, sin saber por qué, aunque haya otras cerca. Sé que parece una tontería, pero parecen puestas en el camino para hacérnoslo más grato.