Cruzamos la frontera entre Bologna y Firenze con la rodilla recuperada
Nos levantamos a las seis y desayunamos con don Fabrizzio que antes nos ha enseñado el magnífico museo de piezas religiosas que ha formado en su iglesia de Santa Maria Assunta. Luego nos acompaña hasta el comienzo de la carretera que nos llevará a Montecarelli y en ella nos da su bendición. Un gran hombre el prete don Fabrizzio. En un día nuevamente espléndido, con la rodilla de Miguel, en perfectas condiciones tras el descanso y los masajes con ungüentos varios, acometemos las empinadas cuestas y constantes curvas que nos llevan atravesando pueblos como Ca Costa.