El conflicto, clave del cambio social

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Cualquiera que haya participado en una asociación, comunidad de vecinos, o iniciativa grupal de algún tipo, con el deseo de aportar su tiempo, ilusión y esfuerzo de forma no remunerada por el bien común, se habrá topado con los clásicos momentos de tensiones entre las personas: luchas de poder, malentendidos, piques, rencores ocultos, egos disparados… ¡Ay! En una palabra: CONFLICTOS, que nos llevan a su vez a frustrarnos, desmotivarnos, pasarlo mal, incluso perder amistades…y a menudo suponen una muerte agonizante y dolorosa de lo que en principio era una idea genial que quería desarrollar un grupo de gente estupenda con ganas y corazón. Hoy en día está surgiendo una nueva conciencia: hay cada vez más gente dispuesta a ser el cambio que queremos ver en el mundo, a actuar en lugar de sólo quejarnos… y por lo tanto, hace falta gente comprometida y visionaria que vaya más allá de lo evidente y se arriesgue a explorar el misterioso potencial que hay detrás de las situaciones conflictivas, descubriendo nuevos caminos que ayuden a crear relaciones funcionales y enriquecedoras, así como organizaciones y comunidades sanas y perdurables.

¿Cómo manejar las constantes tensiones sociales, las luchas y abusos de poder, el desaliento y el vacío existencial cada vez más frecuentes? ¿Cómo enfrentarnos a los conflictos como un mundo de posibilidades que a diario nos presenta la vida? Desde la Escuela de Atención proponemos usar una psicología de intervención en conflictos, pues todo lo que pasa de manera impredecible, no intencional, que molesta, dificulta o arruina nuestros mejores planes, tiene el potencial de transformarse en algo valioso y significativo. En lugar de ignorar o tratar de deshacernos de las cosas que no nos gustan, podemos enriquecernos con todo aquello que normalmente consideramos negativo.

Este enfoque, llamado Psicología Orientada a Procesos, supone un puente entre la ciencia y las humanidades: establece nuevas conexiones con los descubrimientos de la mecánica cuántica y la teoría del caos. Integra y utiliza conceptos postmodernos de la sociología, la psicología, la ciencia política y la antropología. Rescata y realza muchos conceptos de la sabiduría de las culturas indígenas sobre la importancia y comprensión de la vida comunitaria y de la conexión con la naturaleza. Demuestra cómo la diversidad, la teoría de sistemas complejos, y el estudio de la conciencia están intrínsecamente relacionados y forman un nuevo paradigma. Esta propuesta valora tanto los aspectos cuantificables como los aspectos no cuantificables de la realidad, lo cual permite tener un panorama más completo y comprensible de un individuo, grupo u organización.

La Psicología Orientada a Procesos propone una verdadera “democracia profunda” que valora y considera necesaria la diversidad de estilos, tendencias, experiencias y estados de conciencia que se viven tanto en el interior de la persona como dentro de un grupo. Incluso aquellos considerados como inadecuados, conflictivos o políticamente incorrectos, ya que al explorarlos proporcionan información valiosa que puede suponer una contribución vital al bienestar y la efectividad del individuo u organización como un todo. La Psicología Orientada a Procesos trabaja desde la creencia de que la solución a los
problemas se encuentra dentro de las dificultades mismas, y brinda un marco de referencia práctico a través del cual individuos, grupos y organizaciones pueden conectarse con respuestas más creativas y más efectivas. En la base de su filosofía están el “darse cuenta” y la toma de conciencia.

Artículo escrito por Juan Ramírez de Francia, Fundador de Escuela de Atención
Publicado en el nº 8 de la revista Ideas Imprescindibles