31 días de gratitud
Cuando Ambika, mi profesora de Yoga, nos propuso a todos los alumnos el reto de 31 días de gratitud no lo pensé ni un segundo, me apunté.
El reto era sencillo: durante todo el mes de diciembre y antes de acostarse, escribir en una libreta al menos cinco cosas por las que agradecer el día que termina.
Gracias por tener salud, una familia, un hogar, trabajo… y así con toda la “lista” de cosas que tenemos. Con eso llegué hasta el tercer día, ¿y luego qué? Comprendí entonces, el verdadero reto.
A menudo apreciamos lo que tenemos, deseamos lo que nos falta y en función a ese binomio nos sentimos felices (o infelices) y damos las gracias (o nos quejamos).
El cuarto día me di cuenta de que sólo abandonando ese binomio llegaría al día 31 y lo que descubrí por el camino fue un millón de oportunidades de ser feliz con pequeñas cosas por las que sentir gratitud.
Un abrazo inesperado, sentir los rayos de sol sobre mi piel, ver los primeros copos de nieve del invierno, oír el agua correr, oler un roscón recién horneado, escuchar música, dedicarme unos minutos de descanso meditando, caminar al aire libre, regar las flores de pascua, en definitiva, ser parte activa y también maravillosamente pasiva del mundo que me rodea, apreciando momentos del presente que me hagan disfrutar más del ser que del tener.
Aún me quedan diez noches para terminar y algo que comenzó como un reto se ha convertido en una nueva forma de encontrar píldoras de felicidad que hacen mejor cada día de mi vida junto a los que más quiero.
Ana Góngora
Responsable Global de Mediapost