El transhumanismo como teoría para mejorar la vida de los discapacitados

Dentro del transhumanismo; los ciborgs -cada vez más sofisticados y aceptados-, están logrando mayor adaptación de las personas con alguna discapacidad.

transhumanismo

Infografía diseñada por Clara Estrada

1. ¿Qué es el transhumanismo?

Entendiendo el transhumanismo según el concepto que acuña Nick Bostrom (Suecia, 1973), filósofo especializado en inteligencia artificial y director del Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford y presidente de la World Transhumanist Association, éste se define como: “un movimiento cultural, intelectual y científico, que afirma el deber moral de mejorar la capacidad física y cognitiva de la especie humana y de aplicar al hombre las nuevas tecnologías (…)”, Nick Bostrom.

Además, la perspectiva que toma el transhumanismo -como camino hacia el poshumanismo-, es el de delimitar de forma concreta cómo la inteligencia artificial puede aportar a la salud y el bienestar humanos tal y como explica Natasha Vita-More. Así como, el control total por parte de la especie humana del mecanismo tecnológico para que éste tenga los mismos objetivos.

2. ¿Qué supone ser un cíborg?

El primer paso hacia el transhumanismo es la actual presencia de los ciborgs, cuyo término fue creado en 1960 por Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline en su pretensión por designar a un humano modificado capaz de sobrevivir en ambientes extraterrestres. Uniendo el concepto cibernético con organismo a fin de definir un ser compuesto de elementos orgánicos y mecanismos cibernéticos con capacidad de mejorar la parte orgánica mediante la tecnología.

Por ende, podría considerarse que todas aquellas personas que lleven implando un marcapasos son ciborgs ya que necesitan de dicho elemento mecánico para sobrevivir. Así como los implantes cocleares que mediante un micrófono externo conectado al nervio auditivo hacen posible que un sordo pueda oír, recuperando un sentido a partir de la tecnología.

El primer ser humano reconocido por un país como ciborg fue Neil Harbisson, artista vanguardista británico e irlandés que nació con acromatopsia, una anomalía que le permite ver sólo en una determinada escala de grises. En 2004, se convirtió en el primer cíborg oficial de la historia, ya que se implantó en la cabeza una antena que está osteointegrada en su cráneo, brota del hueso occipital, y está conectada a Internet. La antena le permite oír los colores, incluso puede percibir colores invisibles como infrarrojos y ultravioletas, así como recibir llamadas telefónicas, imágenes, vídeos y música en su cabeza. Además, ese mismo año, tras negarle aparecer con la antena en el pasaporte, miembros de su Universidad, familiares y amigos enviaron correspondencia al centro de emisión de pasaportes y consiguieron que el gobierno reconociera la antena como parte de su cuerpo y le dejaron renovar su pasaporte.

A la edad de 9 años el canadiense Rob Spence, conocido como Eyeborg tuvo un accidente con una escopeta que le causó la pérdida progresiva de visión hasta su totalidad en 2005. Basándose en los artilugios de algunos superhéroes, Rob junto a Kosta Grammatis un ex trabajador de una compañía satelital SpaceX, crearon una cámara diseñada para acoplarse a su cuenca ocular la cual le permite transmitir imágenes de lo que va grabando mediante un monitor inalámbrico. Hoy en día Spence es cineasta de documentales gracias a su propio dispositivo.

Otros ciborgs que hace tiempo que están entre nosotros son aquellos que llevan miembros robóticos. Un gran precursor y defensor del uso de estos miembros es Hugh Herr, profesor asociado de biométrica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y jefe tecnológico de iWalk. Nadie como Herr para hablar de la revolución biónica, puesto que él mismo lleva dos piernas robóticas tras haber sufrido un accidente durante una escalada en 1982 en la que se congelaron sus dos extremidades inferiores, habiendo de amputarse ambas por debajo de la rodilla.

Gracias a sus propias creaciones, ha vuelto a escalar y además de recuperar las funciones de sus piernas, las ha mejorado en algunos aspectos. Por otro lado, la cojera genera dolencias en las articulaciones y en la espalda, por lo que mediante el uso de las innovaciones de Herr se reducen también estas molestias, así como la medicación para combatirlas.

La estimulación cerebral profunda es una técnica que se empezó a usar en los años 90 para tratar trastornos de movimiento. Es como un marcapasos cerebral, se implantan dos electrodos en las profundidades del cerebro y estos estimulan una determinada área. Los electrodos envían corriente eléctrica para corregir descargas neuronales anormales relacionadas con la actividad motora. Se estudia el uso de esta técnica en más de 40 áreas del cerebro y para 30 trastornos diferentes, como el párkinson, el alzhéimer, el dolor crónico, la obesidad o la depresión. Aunque estas técnicas tienen limitaciones y en algunos casos pese a la operación la degeneración se retoma con el paso de los años.

Por último, el nacimiento de los primeros órganos completamente biónicos ha supuesto una transformación en la concepción del cuerpo humano. El primero es el riñón biónico, que combina elementos electrónicos y orgánicos y es del tamaño similar al de los órganos cuya función asumirá, y supondrá una mejora enorme para la vida de aquellas personas que deben conectarse a un aparato externo de hemodiálisis.  El nuevo dispositivo ha sido desarrollado por un grupo de universidades estadounidenses dentro del ‘Proyecto Riñón’, PR, que será destinado a tratar la ‘enfermedad renal en etapa final’ (ESRD, por sus siglas en inglés).

“Estamos creando un dispositivo bio-híbrido que puede imitar al riñón (…) para que el paciente pueda prescindir de la diálisis“, señala el doctor William H. Fissell IV, nefrólogo y profesor del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, VU, en Nashville, Tennessee (EE.UU.).

Dicho riñón biónico se implantará quirúrgicamente, éste incorpora un microchip de silicio que hace de filtro, así como células renales vivas y según el nefrólogo Fissell “funcionará bajo el impulso del corazón del paciente, filtrando la corriente sanguínea que lo atraviesa”. Tal y cómo afirman sus creadores, este nuevo órgano está fuera del alcance de la respuesta inmunológica, por lo que las defensas del cuerpo no lo rechazan. Como era de esperar, la lista de personas que quiere participar en los primeros ensayos es muy larga y según el Proyecto Riñón se empezará a finales de 2017 hasta completarse en 2020 afirma Fissell.

3. Nuevos avances en camino

Existen otros implantes cerebrales diseñados para controlar prótesis robóticas con la mente. Estas señales todavía van conectadas por cables y se llevan a cabo tan solo en ensayos clínicos. En Berckley, Michel Maharbiz y José M. Carmena trabajan en un tipo de implantes de pequeño tamaño llamados “polvo neural” de menos de 1mm que no necesitan cables ya que funcionan con ultrasonidos. Se podrían utilizarse para substituir a los implantes actuales: tanto para el control cerebral de prótesis, como para la estimulación cerebral profunda, así como para regular la actividad de cualquier órgano del cuerpo.  Esto último supondría un salto dentro de la biomedicina ya que podrían controlarse, así como añadirse funciones a los órganos. En cuanto a la disponibilidad de estas tecnologías, dichos científicos calculan que en unos 5 años estos microimplantes superaran la fase de ensayos para estar a disposición de los pacientes.

Paul Verschure de la Universitat Pompeu Fabra asegura que con los implantes cerebrales se podría reconstruir los sentidos en su totalidad, además, está trabajando en un microchip cerebral que podría servir cómo copia de seguridad para los recuerdos a fin de combatir el Alzhéimer.

Documental “Ciborgs entre nosotros” de Rafel Duran Torrent que se hizo con el Gran Premio del Jurado en el concurso FocusForwardFilms en Sundance en 2013.

4. Superando los prejuicios

Es comprensible que tanto el transhumanismo como el movimiento ciborg generen un primer rechazo puesto que es una alteración de la propia naturaleza humana, de nuestra identidad. Sin embargo, siguiendo las últimas innovaciones, parece inevitable que la tecnología se incorpore al cuerpo y de nosotros dependerá en qué medida y en qué condiciones se pueda usar la inteligencia artificial. Por ello, es determinante considerar estos avances cómo herramientas de soporte hacia una vida más confortable y que generen una mayor equidad para aquellas personas que padecen disminuciones o enfermedades crónicas.

No obstante, hacer accesible estos dispositivos, ya sea económica como socialmente, será el primer hito para qué en vez de generar una mayor desigualdad, puedan estar al servicio de aquellos que más lo necesitan. Por ello, es esencial luchar por conseguir la igualdad ante la tecnología que podrá facilitar la vida en muchos aspectos, tanto en el ámbito personal adquiriendo funciones perdidas como mayor seguridad, y en el ámbito profesional, permitiendo entrar en el mercado laboral a aquellos que hasta ahora no han sido tomados en cuenta pudiendo incluso mejorar las capacidades de cualquier otro trabajador.

Como todo, lo importante no es el qué, sino el cómo. De todas las creaciones humanas motivadas por: la creatividad, la superación y el desarrollo, es en la materialización de su uso, en lo que debemos concentrar nuestros esfuerzos. Tomando la perspectiva de la ética del respeto a los demás, de la igualdad y la libertad. Por lo que todo se basa en la preservación de estas máximas humanas, a fin de conseguir ser mejores personas.

Clara Estrada