Entre genes y memes

¿Qué hace que una idea irrumpa de repente en nuestras vidas y se propague como un virus entre millones de personas? ¿Por qué nos seducen tanto esos vídeos de gatos y bebés? Los virales se han convertido en el Santo Grial de la comunicación. ¿Cuál es su secreto?

Un meme es una idea contagiosa, una idea que salta de mente en mente. La palabra “meme” la acuñó el zoólogo Richard Dawkins, famoso por su libro “El gen egoísta”. Según sus investigaciones, la cultura humana no puede explicarse sólo como el resultado de una evolución genética, sino también como un proceso de imitación de pautas y modelos. Los memes son esas unidades de imitación que se transfieren de individuo a individuo, de generación en generación, y que hace millones de años adoptaban forma de vasija, danza u oración y en la actualidad cobran la apariencia de vídeos, fotografías o frases ingeniosas.

Según describe Delia Rodríguez, periodista especialista en Internet y Social Media y autora del libro “Memecracia”, “los memes son tan egoístas como los genes. No tienen por qué ser necesariamente buenos, ni bellos, ni útiles, ni verdad. Lo único que hacen es extenderse y sobrevivir”.

Los políticos, los famosos y los publicistas han sucumbido al poder de los virales y los intentan fabricar como alquimistas que buscan desesperadamente la piedra filosofal. Continuando con las investigaciones de Delia Rodríguez, hay tres tipos de memes que llaman más nuestra atención: los que apelan al peligro, al sexo y a la comida. En este sentido, nuestra especie no ha evolucionado mucho en los últimos diez millones de años. Nuestro cerebro, encargado de nuestra supervivencia, rastrea el entorno y se pregunta: ¿Eso me puede matar? ¿Me permite reproducirme? ¿Me lo puedo comer?. Pero no sólo nos mueven nuestros instintos más básicos. Y eso nos convierte en seres mucho más complejos e interesantes…

Podéis leer el artículo completo en nuestra revista digital gratuita, haciendo clic aquí.

Por Jesús Vázquez

@Jesusvv