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Deberes de los niños refugiados: herramientas para promoverlos

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Los derechos y los deberes de los niños son dos categorías que están estrechamente ligadas. Al contrario de lo que creemos, no son conceptos opuestos ni contradictorios. Es decir, los unos no excluyen a los otros; son complementarios.

La razón es sencilla: cuando un niño aprende sus derechos, inmediatamente adquiere conciencia de sus deberes. Por ejemplo, saber que tiene derecho a un trato digno es a la vez una vía para mostrarle cómo debe comportarse con los otros niños, adultos y, en general, con el entorno que le rodea.

Dicho en otras palabras, tanto los derechos como los deberes constituyen un marco moral que engloba principios individuales y sociales. Los niños poseen una serie de derechos que deben exigir día a día. Conocerlos es imprescindible para poder respetarlos y promoverlos.

En 1959, los 78 estados de la Organización de Naciones Unidas (ONU) aprobaron de forma unánime la Declaración de los Derechos del Niño, un documento que incluía 10 principios para el desarrollo y bienestar de los menores en el mundo.

Sin embargo, esta primera carta fue refrendada y ampliada cuatro décadas después, en 1989, con la Convención de los Derechos del Niño, un texto que no sólo ampliaba los principios económicos, políticos, sociales y culturales de los gobiernos con la infancia sino que, además, adquirió un carácter obligatorio.

Del mismo modo, en distintos momentos de la historia del siglo XX se han intentado definir los principales deberes de los niños, una tarea que ha liderado la UNICEF como principal organización a nivel internacional. Un cierto consenso ha establecido los siguientes puntos en la lista de deberes:

  1. Respeto a los semejantes.
  2. Respeto a los padres, maestros y todas las personas de su entorno.
  3. Respeto de las opiniones y costumbres ajenas.
  4. Respeto de las leyes sociales.
  5. Tener buena conducta en la escuela y en la casa.
  6. Respeto a sí mismo.
  7. Hablar siempre con la verdad.
  8. Actuar con responsabilidad.
  9. Respeto y cuidado del medioambiente.
  10. Respeto por su país.

Deberes de los niños refugiados: herramientas y recursos

En las emergencias humanitarias, por ejemplo en las crisis de refugiados que tienen lugar en distintos puntos del mundo, la promoción de los derechos y los deberes de los niños es aún más importante, pues los menores son un colectivo especialmente vulnerable en este tipo de escenarios.

Sin embargo, las posibilidades para una adecuada promoción se reducen de manera notable. A la falta de recursos y la inseguridad, se suma la fractura que supone el hecho de abandonar forzosamente el lugar de origen.

¿Cómo hacer, entonces, para que los derechos y los deberes no queden de lado en una situación de este tipo? ¿Qué recursos o herramientas deben desplegar los organismos de atención para insistir en ello?

La educación a los niños refugiados. Es la principal arma que tienen los menores para recuperar su infancia. En los campos de refugiados se insiste en una educación que tome como ejes la convivencia, la igualdad, la integración, la solidaridad y el respeto por sus semejantes.

• La formación a los padres. A su vez, los padres y el resto de la familia deben ser los primeros en dar un buen ejemplo sobre derechos y deberes. Parte de la educación empieza en casa, y es vital formar a las familias refugiadas en estas cuestiones aun cuando estén lejos de su territorio y su cultura.

• Mejora de la convivencia diaria. Otra herramienta para fomentar derechos y deberes entre los niños refugiados es mejorando su convivencia diaria con el desarrollo de proyectos, iniciativas e ideas de integración. ¡Qué mejor escenario para ponerlos en práctica que la propia realidad!

 

Artículo escrito por Mª Ángeles Siemens • ACNUR, COMITÉ ESPAÑOL• Directora General
Publicado en el nº 11 de la revista Ideas Imprescindibles