Creatividad supraconsciente: dejarnos enseñar por nuestra mente creadora

Para mí hablar de creatividad es hablar de honestidad, la parte más incorrupta y pura del ser, la infancia, la sabiduría original. Sólo hay que mirar a la infancia, observar los juegos de un niño, sus dinámicas y procesos, para saber que todos somos verdaderos artistas cuando somos niños. Esa capacidad de crear, de imaginar, de superar obstáculos.

Un niño es capaz de convertir una piedra en un superhéroe, una caja de cartón en una nave espacial. Un niño es capaz de dibujar una maraña de líneas y explicarte que está dibujando a Dios. Pero ¿qué sucede al hacernos mayores? ¿Qué pasa cuando un niño entra en una escuela, en el sistema, en el camino marcado para su evolución. El niño comienza a “aprender”, marcada una clara dirección de donde está lo correcto y lo incorrecto, a veces hasta le piden colorear dentro de un límite muy concreto “sin salirse de la raya”. Entonces ¿dónde queda su capacidad de salirse de la raya?, ¿dónde queda su propia creatividad? ¿dónde queda su propia manera de hacer las cosas? ¡A nadie le importa!

La educación nos adoctrina estricta-mente con disciplinas académicas en un esfuerzo por ejercitar diariamente el lado izquierdo de nuestro cerebro. Este lado será el que nos haga productivos y perfectos participantes de una sociedad a la que debemos “pertenecer” si no queremos caer en el doloroso vacío de la exclusión. El sistema está diseñado de una manera directiva y estricta donde todo lo que no adquiere la capacidad de resolver problemas académicos y ajustarse a las expectativas externas y a los resultados esperados, “no sirve”. O aprobamos o suspendemos.

¿Cuántos niños que no son buenos académicamente sienten que realmente “están suspendidos”? ¿Hay alguien que les diga que si no tienen el talento de estudiar podrían tener otro talento? ¡No! Si no te adiestran, no vales, no encajas, no sirves a la sociedad. Pero, ¿cómo servir de otra manera? ¿Cómo descubrir tu verdadero talento? Quizás muchos creemos estar realmente “suspendidos” en este aspecto, tan desconectados de lo que sentimos, que no sabemos quienes somos o donde colocarnos ordenadamente dentro de esta extensión infinita que nunca atisbamos.

¿Podemos decidir qué dibujo hacer y cómo colorearlo?… ¡NO! La creatividad es la gran excluida del sistema. Existe pero la mayoría no quieren abrazarla. El miedo a salirnos de la raya nos lleva a cerrar el camino. A cerrar las posibilidades o dones infinitos en cada ser humano, y por lo tanto a la pertinente frustración. Creo que necesitamos cambiar el foco de atención, hemos estado demasiado tiempo utilizando, valorando y ejercitando sólo una parte del cerebro y por lo tanto la otra ha quedado atrofiada. Ahora ha llegado el momento de quitarse la escayola, darse cuenta que tenemos todos los músculos inmóviles, y ponerse manos a la obra para fortalecer y engrandecer esa otra parte de nosotros; nuestra CREATIVIDAD.

La sabiduría de la mente debe unirse a la sabiduría del cuerpo. LO CONSCIENTE da lo INCONSCIENTE. ¿Sólo lo que se ve importa? ¿Y lo invisible? En las antiguas civilizaciones, en el origen, nuestros ancestros de las cavernas, en la Grecia antigua, todos sabían que la creatividad llegaba a través de un “espíritu divino”. Crear era rezar. ¿Qué ha pasado? ¿En que momento creímos que el ser humano podía tener la potestad cómo para ser más grande que el propio universo? Todos los creadores describen el proceso creativo cómo “algo más grande que te posee”, sin que tu puedas evitarlo “algo te toma”.

Un fluir de ideas, imágenes, música, poesía…Sea cual sea la herramienta, cuando comienzas el proceso creativo algo que sabe más, te utiliza cómo vehículo. Este es el RETO. No podemos controlarlo. El arte nos conecta con la capacidad de entrega, la capacidad de “ser tomados”. Un artista no está usando su intención para su propio beneficio, un artista está siendo “tomado” por una realidad que necesita hacerse manifiesta a través de un cuerpo. ¿Podemos entregarnos a esta ilógica, inmedible, incontrolable realidad? ¿Cómo entregarnos a lo desconocido sin miedo a desviarnos del camino por donde todos caminan? ¿Qué es esa fuente de donde los genios dicen recibir la inspiración o el impulso creativo? ¿Cómo acceder a esa fuente? ¿Cómo relacionarnos con esta fuente sin creer que vamos a perder la cabeza?
C. G. Jung utiliza el término SUPRACONSCIENCIA para definir esa capacidad intangible que nos dirige, esa fuente de inspiración, ese impulso que nos toma.

Algo que nos mueve tanto emocional, racional o instintivamente. Esa parte que dirige nuestro pulmón sin que nosotros hagamos nada para querer respirar. Esa capacidad que tiene el cerebro de conectarse con una sabiduría universal, que está estrechamente ligada con la intuición. Para mí, la CREATIVIDAD SUPRACONSCIENTE es una experiencia que debemos encontrar si queremos rescatar la pureza original del artista que todos fuimos y seremos.


Artículo escrito por Cecilia Rius Canal, Artista y Canalizadora
Publicado en el nº 8 de la revista Ideas Imprescindibles